Se llama Mimo Baby y es lo último en wearables, dispositivos electrónicos que se llevan puestos y que se conectan a la red: un body para bebés que monitoriza las constantes vitales del bebé, y permite que los sufridos padres las comprueben en todo momento.
A cambio de poco más de 200 dólares, los progenitores reciben un kit de tres de estos vestidos, tejidos con algodón orgánico, y un transmisor con forma de tortuga que se engancha desengancha para poder lavar la ropa del bebé.
Mediante los sensores incorporados en la ropa, el dispositivo recoge los siguientes parámetros: respiración, temperatura de la piel, la posición del pequeño y su nivel de actividad. Todo ello se envía a una estación base mediante Bluetooth "de baja energía", según asegura la compañía.
Revolucionario como pueda parecer, Mimo Baby es sólo uno de los gadgets de nueva generación destinados a monitorizar bebés.
Un ciberpatuco
Tal y como recoge The Wall Street Journal, otra compañía denominada Owlet Baby Care es incapaz de atender la demanda del público por su calcetín "inteligente", un ciberpatuco que miden el pulso y la saturación de oxígeno en la sangre de los pequeños.
También mediante Bluetooth, el patuco envía a la red todas sus mediciones y, en caso de que el pulso sea demasiado alto o demasiado bajo o si deja de respirar -la peor de las pesadillas para algunos padres-, envía de inmediato una alerta al teléfono móvil de las personas designadas (progenitores o canguros).
Esta nueva ola de dispositivos parece diseñada para cerrar fuentes de preocupación para los padres, pero lo cierto es que podría generar nuevas incertidumbres relacionadas con la seguridad, según el WSJ: ¿afectan los sensores a -por ejemplo- la piel del bebé? ¿Cuál es el riesgo de que una batería pegada al cuerpo de un niño se sobrecaliente?
¿"Wearable o ponible?
