
En un mundo hiperconectado en el que el reto es hacerse invisible, la incredulidad se apoderó de muchos cuando un avión de pasajeros desapareció, sin dejar rastro, el pasado mes de marzo. El vuelo 370 de Malaysia Airlines (popularmente conocido como MH370) puso de manifiesto las carencias en los sistemas de localización de aeronaves.
Ahora, la compañía británica Inmarsat se ha ofrecido a la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI) para hacer que su servicio más básico de posicionamiento pueda activarse en hasta 11.000 aviones del mundo, de forma casi inmediata, y gratis.
El servicio, que la OACI ha empezado a examinar, enviará cada 15 minutos una señal a un centro de datos en la que se informará de los datos de la posición del avión mediante GPS, junto a su altitud y rumbo.
Según la compañía, apenas serían necesarias reformas en las flotas de las aerolíneas: "el equipamiento está ya instalado en el 90% de las grandes aeronaves. Es una mejora inmediata sin costes para la industria", señala el jefe ejecutivo de Inmarsat, Rupert Pearce, en declaraciones citadas por International Business Times
Los datos de la constelación de satélites de Inmarsat fueron claves para trazar las posibles rutas por las que el vuelo MH370 se escapó de las redes de la civilización, y finalmente sirvieron para deducir que el misterioso vuelo dejó de volar en algún punto del océano Índico, a miles de kilómetros de la costa oeste de Australia y en dirección opuesta a su destino, en China.