
Abajo las fronteras. Hablar o navegar por el móvil en los desplazamientos por Europa debe ser tan barato -o tan caro- como hacerlo en los países de origen. Ese es el empeño que desde hace años persigue la vicepresidenta europea, Neelie Kroes, y que ayer puso de relieve ante el pleno de la Eurocámara.
A grandes rasgos, la también comisaria de la Agenda Digital pretende acabar con el denominado roaming en el territorio comunitario, es decir, suprimir el sobrecoste que lastran las llamadas en los desplazamientos por el Viejo Continente. En su opinión, los precios de las comunicaciones en itinerancia son abusivos y motivo de disgustos para los consumidores.
Esa propuesta representa una importante ventaja para los usuarios de dispositivos móviles que se desplacen por Europa. Si Kroes logra su objetivo, los europeos podrán conversar por sus teléfonos o navegar (tanto por smartphones como por tabletas o portátiles) con la certidumbre de un precio en sintonía con las tarifas nacionales. Al recibir las facturas, los usuarios evitarán los numerosos soponcios que muchos de ellos ahora reciben por el hecho de tener el móvil encendido cada vez que visitan un país de la Unión Europea.
Compromiso radical
En concreto, Kroes solicitó ayer a los diputados europeos que se pongan de acuerdo para eliminar el referido roaming en el plazo de un año. Según apuntó en su discurso, la UE requiere de un compromiso legislativo radical para que Europa funcione como un solo país en materia de precios de telefonía móvil. "Sólo con un mercado único europeo de telecomunicaciones puede desaparecer el roaming en términos legales y económicos", señaló.
"En las telecomunicaciones no hay lugar para fronteras", defendió Kroes. "No hay ningún otro sector de nuestro incompleto mercado europeo único donde las barreras son tan innecesarias y tan altas", lamentó la comisaria.
Todo apunta a que la propuesta de Kroes prosperará, tal y como ya sucedió con medidas de supresión de precios similares.
Rechazo de las telecos
Como no puede ser de otra forma, la insistencia de Kroes por abaratar las comunicaciones en itinerancia europea provocó el rechazo frontal de los operadores. Los representantes del sector consultados ayer por elEconomista lamentaron la inseguridad jurídica que representa este tipo de iniciativas legislativas, en un momento especialmente crítico para la industria, ya que ahora está embarcada en impulsar las redes de nueva generación, tanto fijas como móviles, con el esfuerzo multimillonario que eso representa.
"El sector europeo de las telecomunicaciones está especialmente castigado por la superregulación, tanto mayorista como minorista, con normas que impiden desarrollar los modelos de negocio, con cambios continuos e impredecibles sobre la marcha", indican.
Según datos de la CMT correspondientes a 2011, los ingresos de los operadores de móvil en España por el tráfico internacional alcanzaron los 792 millones de euros, de los que 577 millones corresponden a llamadas de voz, 147 millones a navegación y 68 millones de euros a mensajes cortos.
La batalla de Kroes por reducir los precios de las llamadas en itinerancia europea viene de lejos. En julio de 2009, la UE impuso una rebaja del 60 por ciento en las tarifas que se aplican a los viajeros que envían mensajes de texto a través de sus móviles durante sus estancias en otros países de la Unión Europea. Curiosamente, la aplicación de esa norma acarreó situaciones tan paradójicas como que el precio de un SMS enviado desde España al extranjero costara 11 céntimos de euros, mientras que el mismo mensaje dirigido a un destino nacional rondaba los 15 céntimos.