
El universo ha generado durante siglos fascinación en el ser humano. Su inmensidad y el desconocimiento sobre él siguen siendo a día de hoy motivo de estudio. Desde los primeros días de exploración espacial, se ha podido comprobar el enorme potencial que tiene para servir como laboratorio de pruebas. Esto unido al contexto actual, donde se manejan ingentes cantidades de información, hace necesario un sistemas de almacenamiento más complejo.
Los datos son fundamentales en la sociedad moderna. Desde investigaciones científicas hasta documentos legales, todos ellos necesitan de un espacio digital para conservarse; sin embargo, estos medios no están exentos de ser vulnerables a fallos tecnológicos o ataques informáticos. Por ello es necesario disponer de un sistema de depósito duradero y resistente.
El espacio exterior se ha convertido así en una opción real para dar respuesta a este problema. En cierta forma, la ingeniería aeroespacial y la información han ido siempre de la mano, al fin y al cabo, los satélites, telescopios o bases espaciales, tienen como función principal capturar información de la Tierra o algún elemento de la galaxia y transmitirla, sin depender de bases terrestres.
Ventajas
El espacio exterior como campo de pruebas ofrece una serie de ventajas. En primer lugar, paradójicamente, las duras condiciones del medio son un punto a favor. Esto se explica a que el espacio está lleno de radiación cósmica y temperaturas extremas, lo que hace que cualquier tecnología que trabaje aquí sea de base bastante resistente. Esto permite asegurar los datos durante largos períodos de tiempo.
Además, su ubicación permite alejar la información de posibles amenazas terrestres como incendios, tormentas o conflictos, entre otros. Por último, se encuentra la ventaja de la capacidad de almacenaje. El espacio es infinito, por lo que los espacios de guardado son virtualmente infinitos. Gracias a esto es posible almacenar prácticamente archivos digitales de toda la humanidad.

Un gran avance
La capacidad de poder llevar a cabo esta innovación tecnológica permite almacenar grandes cantidades de información y preservar historia de la humanidad y conocimientos para próximas generaciones. Más allá de eso, esta tecnología puede contribuir a mejorar e impulsar exploraciones espaciales, ya que, durante las mismas, es fundamental mantener registros y datos críticos.
De hecho, la Luna se presenta como otra candidata a almacenar datos más allá de nuestra atmósfera. Se espera que el próximo año, la NASA envie una misión destinada a determinar la viabilidad de este proyecto. En este caso, el objetivo no es solo almacenar información más básica como si se tratase de una expansión de la cloud, sino más bien servir como una gran biblioteca en la que se guarden los descubrimientos más importantes de nuestra civilización.