
¿Recuerdan World of Warcraft y su arrollador éxito allá por 2008? Las televisiones, programas de radio, revistas... todo tipo de medios se hicieron eco del fenómeno en el que se convirtió el videojuego multijugador masivo en línea (MMO) de Blizzard.
Ahora la compañía americana ha repetido ese lanzamiento con Overwatch, un juego que a día de hoy puede estar considerado como el más redondo del estudio: además de arrasar en ventas, expande su éxito en redes sociales gracias a la comunidad y portales como Tumblr, convirtiéndose en lo más buscado desde su lanzamiento.
Con más de 30 años a la espalda, Blizzard ha sabido qué mecanismo tocar en cada uno de sus proyectos. Con un promedio de entre 5 y 10 años entre cada uno de sus títulos, Blizzard ha redondeado y aumentado su leyenda con Overwatch. Un nombre que nace de un juego previamente cancelado, Project Titan y cuyas índoles no eran otras que superar a World of Warcraft en el terreno de los MMO.
Pero, ¿qué ha llevado a Overwatch en tan sólo un año a congregar a más de 30 millones de jugadores, alzarse con el galardón de Juego del Año y arrastrar una masa de usuarios independientemente de sus gustos en los videojuegos? Fácil, tres pilares: carisma, constante contenido gratuito y calidad.
Overwatch es un juego que aúna de manera sobresaliente el género shooter con el MOBA, similar a lo que encontramos en otras propuesta como League of Legends. Cada héroe, de los más de 20 disponibles, tiene su propio rol en la partida. Ataque, Defensa, Apoyo y Tanque; pero ahí no termina la cosa, pues todos y cada uno de los personajes de Overwatch hacen que la experiencia de juego cambie por completo y tengamos la sensación de estar ante un título casi radicalmente diferente.
Un juego que entra por los ojos
A todo ello hay que sumar un portentoso apartado visual. Overwatch es un juego que entra por los ojos. Lleno de colores, unos efectos de sonido y voces más que trabajados. En su conjunto, todos estos elementos, hacen que el título transmita esa sensación de estar frente a una película de Pixar interactiva.
Al jugador hay que cuidarlo de forma constante para que no se olvide de tu producto, y en Blizzard conocen este factor a la perfección. Overwatch agrega nuevos personajes de manera cada pocos meses, mapas, modos de juego y por supuesto recompensas como trajes y otros elementos que hacen que los fans estén pendientes de cada nueva actualización. La vertiente competitiva de Overwatch ha provocado también que muchos jugadores se aficionen a una modalidad que con anterioridad parecía lejana para ellos, los eSports.
Esto es sólo la punta del iceberg de lo que Overwatch ha sido capaz de demostrar en un año. Jeff Kaplan, director de la obra, ha mencionado que el título tiene un largo camino que recorrer. Y no se equivoca, pues a pesar de que el juego haya demostrado muchísimo a crítica y público en poco tiempo, ahora es cuando se debe demostrar que pueden mantenerse en la cresta de la ola.
Overwatch es un producto en el que debería de fijarse todo estudio. Independientemente del género, la obra de Blizzard da esa sensación de juego acabado, mimado y con el que seguir experimentando en el futuro sin temor a las reprimendas de la comunidad por culpa de DLCs de pago. En Blizzard parece que han sido tocados por una varita, uno de esas compañías que cada X tiempo deben reconducir el camino de la industria en la forma de afrontar el sector y que además ve cómo su propia 'criatura' evoluciona en base a la petición de los propios jugadores.