
Los puzles como complemento de la aventura y la primera persona como ventana para los tiros. Fue así hasta que Valve convirtió la subjetividad en una vía para construir un camino de rompecabezas espaciales a partir de una pistola que crea portales. Una maravilla que nació casi como experimento y que se convierte con su secuela en una deidad digital.
Mediante una pistola que creaba un portal de entrada y otro de salida en las paredes donde disparásemos, debíamos encontrar la salidas de consecutivas habitaciones de un complejo regido por una máquina con muy malas pulgas y mucho sentido del humor lógico, que apenas comprendía el sarcasmo.
La secuela parte de la misma base jugable y retoma la historia del primer Portal. Cero violencia, máxima inteligencia. Aunque no sea imprescindible, resulta del todo recomendable echar mano de la primera entrega, pues no solo es una maravilla sino también ayuda a cimentar la construcción de la historia y a apreciar el universo y el degradado estado físico de los escenarios que ahora recorremos. Está disponible para su descarga.
Portal 2 permite vivir la nueva historia en solitario de la protagonista humana, o afrontar un modo cooperativo para dos jugadores, que simula las pruebas realizadas por dos robots.
Un viaje inimaginable
En Portal 2 hay que llevar la imaginación más allá. El desarrollo consiste en una sucesión de puzles, de tal forma que no hemos de disparar a ni un solo enemigo a lo largo del juego, únicamente ingeniárnoslas para tumbar de vez en cuando a base de portales torretas estáticas que nos disparan.
Con nuestra pistola podemos crear un portal de entrada a nuestra altura y otro en una pasarela 200 metros más arriba, por ejemplo, para avanzar; hacer viajar rayos que accionan interruptores, crear puentes de luz, esparcir fluidos que tienen diferentes efectos, transportar objetos para pulsar botones, jugar con la inercia para dar grandes saltos... Los puzles siempre van añadiendo algo nuevo y permiten avanzar con relativa comodidad, pues su dificultad no es endiablada.
La experiencia se convierte en un maravilloso viaje a través de un diseño exquisito de niveles, que deja un poso de satisfacción enorme en el jugador a medida que los supera. La complejidad espacial de las construcciones de los niveles de Portal convierten al guión de Origen en una película de Bud Spencer y Tenence Hill. Todo encaja a la perfección, como la maravillosa maquinaria de un reloj suizo.
Sin grandes alardes técnicos
En el aspecto técnico no es que haya grandes alardes, pues no hay personajes en pantalla, los enemigos son unas torretas estáticas que nos disparan, y las áreas no son especialmente gigantes. Sin embargo, es la coherencia de todos los elementos, la dirección artística, los juegos de luces, la destrucción de escenarios o la recreación de los fluidos lo que hacen de Portal 2 una delicia visual.
Por su pura concepción, centrada únicamente en los puzles espaciales, Portal 2 puede no gustar a los amantes de los shooters, género al que se asemeja solo en la cámara, o de otro tipo de rompecabezas que jueguen con otros elementos.
Sin embargo, estamos ante una obra maestra que brilla con luz propia y que se ha ganado un hueco entre los títulos más importantes del año y en la propia historia de los videojuegos. Profunda e inteligente, nadie debe dejar de probar esta joya de Valve.