
Los departamentos de Recursos Humanos de las grandes empresas aplicarán muy pronto criterios de extraordinaria eficacia para acertar en sus contrataciones. Entre otras habilidades, las compañías serán capaces de anticipar conductas de sus futuros empleados, prever posibles conflictos y acertar en el centro de la diana gracias al análisis de la información que abunda sobre cada persona, distribuida en todo tipo de redes y fuentes.
Las empresas más despiertas jugarán con ventaja: sabrán de qué pie cojeará cada candidato, con escaso margen de error y sin necesidad de aplicar el universal método de ensayo y error.
La culpa la tiene el Big Data, un fenómeno de moda cuyas herramientas convierten cantidades abrumadoras de conocimiento en información útil para cada momento y entorno. La receta mágica para resolver los desafíos de todas las organizaciones se reduce a dos palabras: Business Intelligence. Es la inteligencia de negocio la que ha puesto orden ante la saturación de datos que nos atosiga. Todo está medido y comprobado. El azar y las excepciones serán residuales. Duela a quien duela, el estudio de decenas de miles de casos permiten extraer conclusiones estadísticas contundentes.
Separar el grano de la paja
Hay ejemplos divertidos. Cada vez que en Estados Unidos se prevén fuertes temporales, tormentas torrenciales y vientos huracanados, los residentes en las zonas afectadas multiplican la compra de gominolas y golosinas. En honor a la verdad, también repunta el consumo de velas, pilas y conservas, pero donde realmente se experimenta un incremento espectacular es en el segmento de chuches. Quizá sea el efecto placentero de esos dulces o quizá tan singular comportamiento responda a motivaciones que ningún analista podría haber imaginado sin el estudio previo de los datos.
Lo mismo ocurre con la querencia de los varones estadounidenses por adquirir panties los viernes por la tarde, a buen seguro cumpliendo encargos de sus parejas en la víspera del fin de semana. El conocimiento de este hábito animó a cientos de comercios y grandes superficies a exponer las referidas prendas femeninas junto a cervezas, lo que disparó la demanda de las mismas. Existen muchos más casos curiosos relacionados con el Big Data, un término que integra multitud de conceptos y que estos días anda de boca en boca de todas las grandes compañías.
Sobre todos estos asuntos podría escribir un libro Enrique Serrano, director general de Tinámica, compañía española que es una autoridad global en la materia, y referencia en nuestro país en materia de Business Intelligence. La fortaleza de esta empresa consiste en favorecer la toma de decisiones a través del análisis de la información. Esta sensibilidad por separar el grano de la paja no es nueva.
Según Serrano, la metodología de Customer Strategy ya fue desarrollada en el grupo Cognodata (matriz de Tinámica) hace una docena de años. Con esos recursos tecnológicos, los consultores pueden cruzar información de todo tipo de fuentes para disponer de un conocimiento personalizado de cada cliente propio del Big Brother de Orwell. Todo se puede relacionar con todo. La capacidad de proceso de los ordenadores modernos permite realizar en segundos o minutos tareas que hace años podían demorarse semanas. Si antes se ponderaban cuatro o cinco variables, ahora se cuentan por cientos o miles. Los algoritmos son cada vez más complejos, pero también más certeros.
Dentro del universo del Big Data, Tinámica anima a sus clientes a tomarse en serio el Real Time Decision (RTD). Vienen a ser una metodología que aprovecha la potencia del análisis de los datos para ajustar las decisiones al instante. Las actuaciones deben tomarse cuanto antes. "Las compañías deben cambiar sus conductas en la toma de decisiones, ya que no pueden demorarlas hasta la aprobación del comité mensual de dirección, desaprovechando más de 20 días hábiles. Dicen que el RTD ofrece ahorros y mejoras del 100%. Entre otras virtudes, estos sistemas expertos saben aprender de sus éxitos y fracasos, siempre en tiempo real. Habrá que tenerlo en cuenta.