
Ya se sabe. Internet tiene cosas muy buenas y cosas muy malas. No puede ser de otra forma. Pero que nadie se asuste. Basta con actuar con sentido común y prudencia para evitar muchos disgustos. A grandes rasgos, conviene comportarse en la vida online igual que en la vida real. Así de simple.
El Control Z (función informática de deshacer) es una falacia en la mayoría de las ocasiones. Los que vayan pregonando sus intimidades en las redes sociales ya saben que quedarán expuestos y retratados en las mismas de forma instantánea y universal.
Las fotos de las despedidas de solteros o solteras que se suben alegremente en Facebook las carga el diablo. Lo mismo ocurre con los tuits que se disparan en pleno sofocón. Piénselo antes de compartir.
Por todo lo anterior, el mejor consejo para borrarse de la Red y de los buscadores consiste en actuar con responsabilidad. Imagínese que todo lo que publique puede volverse en su contra en los próximos años, décadas o durante toda la eternidad. Sus bisnietos sabrán de usted por Internet.
Cada entrada en algún medio online viene a ser como un pequeño tatuaje, que no hay quien lo borre de la piel, salvo casos excepcionales, tan caros como dolorosos. En la vida real como en la online, los usuarios son dueños de sus silencios y esclavos de sus palabras, pero también sus fotos, comentarios en foros, vídeos, mensajes instantáneos, perfiles públicos o privados, tuits...
Antonio Lorenzo. Periodista especializado en telecomunicaciones.