MADRID, 24 (Carlos Hergueta/Portaltic) Si en la mañana del 10 de mayo de 2011, Facebook tenía 700 millones de usuarios, por la noche de ese mismo día la cifra había caído hasta los 699.999.999 (contando con que en ese día no ganase ningún nuevo acólito, que ya me extrañaría). O, en otras palabras: ese día desactivé mi cuenta de Facebook. Y así permaneció durante una semana. Me planteé que pudiera ser más pero transcurridos los días, consideré que era el tiempo "justo y necesario".
No tengo nada en contra de Facebook; de hecho, antes de este "experimento" tenía bastante claro que me aporta muchas cosas, social y profesionalmente. Pero sí me preguntaba cosas. Me preguntaba si me estaba volviendo demasiado dependiente (o, al menos, si estaba demasiado pendiente) de esta tan moderna forma de comunicación, me preguntaba si disminuía la productividad en mi trabajo, me preguntaba si era una pérdida de tiempo y me preguntaba, simple y llanamente, cómo me sentaría estar sin Facebook durante unos cuantos días.
Tengo 28 años, trabajo como coordinador de Portaltic, colaboro cuando puedo con publicaciones de videojuegos y me considero una persona bastante sociable. Por mi perfil profesional y personal, uso mucho Facebook, soy bastante activo (publico mucho, aunque cotilleo poco) y reconozco que me es muy útil. Pero tampoco soy amigo de depender de nada ni de nadie y eran, las de arriba, preguntas que quería responder. Y luego, si procedía, contar las respuestas. Y en esas estamos.
Como decía, hago un uso intensivo de esta herramienta, como lo hago de Twitter o del email. Pero la relación personal que existe con los contactos de Facebook y la actualización constante de decenas, cientos, de personas hace que sea "un vicio", citando palabras de varios amigos íntimos unas cuantas veces oídas al respecto.
En mi caso, suelo mirar Facebook cada día en el 'smartphone' o el 'tablet' (no me pagan por hacer publicidad, así que no pienso decir iPhone ni iPad) antes de tomar el café mañanero; y también tenerlo abierto durante gran parte de la jornada laboral, para ir publicando un poco de 'spam' de Portaltic, noticias interesantes de otras webs... Y ver lo que comparten otros amigos, claro. No sabría decir cuántas veces al cabo del día lo miro. Pero son muchas.
Desde luego que habrá gente de mi edad que nunca se habrá planteado estas cuestiones; y seguro que para un nativo de este tipo de comunicación, más joven, para quien es tan normal tener Facebook (o Tuenti) como tener móvil e incluso más que llamar por teléfono... Estas preguntas y este experimento quizá no tengan ningún sentido. Pero el caso es que yo no viví las etapas del instituto o la universidad con Facebook. Para mí es nuevo, un cambio. Me ha pillado trabajando; y hablando, por cierto, de tecnología. Sea como fuere, decidí que durante una semana mandaría mi perfil al fondo de un pozo.
También se me podría decir si no he pensado estas mismas cosas sobre Twitter, algo que también miro muchas veces al cabo de la jornada, que también tengo abierto en el navegador en el trabajo todo el santo día y cuyo icono ocupa un lugar preferente en la pantalla de mi móvil. La diferencia es que Twitter jamás, jamás, lo he considerado una pérdida del tiempo. De hecho, me parece el paradigma de herramienta que puede mejorar la productividad, al menos, de un periodista. No puede haber periodista sin Twitter (aunque no escriba, para consultar).
Por último, decir que antes de desactivar la cuenta, hice un sondeo entre gran parte de mis amigos (que por supuesto están metidos en esta secta del muro azul), aunque no les decía que pensaba borrarla. Todo el mundo coincidía en hacerse más o menos las preguntas que me hacía yo junto con un pensamiento bastante común: casi nadie podía imaginarse sin Facebook. Era habitual el sentimiento en ellos de que no aguantarían. De hecho, no tengo ningún amigo que se creara un perfil y luego lo borrara solo por amor al arte. Por ver qué pasa. ¿Acaso lo harías tú?
MI PROPIO FUNERAL.
Así que, con mis inquietudes y el convencimiento de que la mayoría de mis amigos compartían la forma de ver el asunto, que en un momento dado estas impresiones podrían suscitar interés, me dispuse a dar de baja mi perfil en Facebook... ¡Con dos cojones! Por consejo de un amigo, lo anuncié primero en mi muro. Y aquí vino la primera consecuencia curiosa: fue como asistir a mi propio funeral en vida, como hicieron Ross o Bender en 'Friends' y 'Futurama'; o Scrugge en 'Cuento de Navidad'.
Afortunadamente, la mayoría de mis amigos/contactos lamentaba la marcha con sonoros "noooooooooooooooooooo", sentidos "se va un grande de las redes sociales" o solemnes "DEP". Todos comentando el estado. También me escribieron por el propio chat de Facebook o incluso por Whatsapp... Siempre con una misma pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué? Maldita sea, ¡¿por qué?! ¿Qué te ha pasado con Facebook?! ¿Va todo bien? Joder, si casi me sentí mal por Mark Zuckerberg; como si me hubiera invitado a comer en su casa y luego yo le hubiera metido una cabeza de caballo entre las sábanas.
"No, no pasa nada, demonios, solo quiero ver cómo es eso de no tener Facebook durante un tiempo a día de hoy y quizá también sacar alguna reflexión que pueda aprovechar en el trabajo", solía responder yo. Mencionar que Facebook no informa a tus contactos de que has desactivado tu perfil, por lo que, si te da por hacer lo mismo, más de uno pensará que eres un malnacido que merece ser ahorcado al revés por haberle eliminado. Como, efectivamente, me pasó a mí. "No, no te he 'desagregado', es que...", decía yo, y contaba la película.
DAR DE BAJA EL PERFIL.
Eliminar el perfil de Facebook es tan sencillo como eliminar el de Tuenti (ese ya me lo cargué hace tiempo y no me he planteado recuperarlo siquiera; puesto que poquísimos de mis amigos lo usaban). Vas a tu perfil y... Das de baja la cuenta. Ya está. En dos pasos. Eso sí, en el segundo, la red social te muestra varias fotos aleatorias de amigos y te recuerda que no vas a estar en contacto con ellos. En plan nostálgico. Bueno, eso lo dirá usted, señor Facebook, ya les escribiré por otro medio electrónico, les llamaré, les haré señales de humo o... Qué diablos, hasta podría quedar con ellos para tomar una caña y verlos en tres dimensiones. No va a afectar a la relación... ¿O sí?
Debajo del numerito de las fotos, Facebook muestra una lista, para que el usuario elija el motivo por el cual se da el piro (para tomar nota, mejorar y en el futuro atraparte mejor, por supuesto. Que no dan puntada sin hilo en los social media estos). A saber:
- No sé como utilizar Facebook.
- No me siento seguro en Facebook.
- Facebook no me parece útil.
- Recibo demasiados mensajes de correo electrónico, invitaciones y solicitudes de Facebook.
- Me preocupa la privacidad de mis datos.
- Tengo otra cuenta en Facebook.
- Paso demasiado tiempo usando Facebook.
- Mi cuenta ha sido hackeada.
- Esto es temporal. Volveré.
- Otro.
Relacionados
- COMUNICADO: Una tienda brasileña de vino online es la primera en llegar a Facebook
- Zuckerberg aboga por rebajar la edad para poder entrar a Facebook
- Zuckerberg está en contra de la restricción de Facebook a menores de 13 años
- COMUNICADO: Kinomap introduce la geolocalización en Facebook
- Celebra el Día de la Biodiversidad en Facebook