
¿Quiere emular a Bill Gates, David Packard o William Hewlet? Si tiene un garaje lleno de trastos y se anima a revivir el origen de la informática, sólo le falta una placa base. Ahora, por apenas 20 euros, una fundación británica le suministra todo lo necesario para reinventar la historia. Como lo lee. El esqueleto de ordenador más rudimentario que se despacha, será suficiente para revivir aquellos mágicos momentos, en los que casi todo estaba por inventarse. Lea aquí gratis la nueva revista digital elEconomista Tecnología.
Todo surgió hace poco más de siete años como un proyecto educativo para incentivar la afición por la informática y la programación en las escuelas entre los más pequeños.
La iniciativa de la fundación Raspberry Pi, en cambio, ha traspasado ese ambiente didáctico y no sólo estimula a los niños a descubrir su pasión por las tripas de la tecnología. También se ha convertido en todo un fenómeno que arrasa entre los hackers, así como entre los usuarios más entendidos del universo bit.
Aunque fue en el año 2009 cuando esta institución sin ánimo de lucro hizo los primeros anuncios de sus intenciones, ha habido que esperar hasta hace apenas un año para la distribución de las primeras unidades. Desde entonces, más de medio millón de Raspberry Pi están en manos de apasionados de la informática. La mayoría de ellos la utilizan como banco de pruebas o laboratorio en el que experimentar y reprogramar una y otra vez sus ingenios.
Nos estamos refiriendo a una placa base de 512 MB de memoria RAM, que incluye un puerto HDMI, dos puertos USB, otro Ethernet, salida de vídeo RCA, otra más de sonido y una última básica para alimentación. No es broma. Todo ello cabe en apenas nueve centímetros de largo por otros cuatro de ancho. De hecho, su peso no supera los 45 gramos.
Para arrancar el sistema Linux con el que funciona, necesitamos una tarjeta de memoria Micro SD -donde se almacena el software básico del equipo- y un alimentador por micro USB. Ni qué decir tiene que todo el software es libre y que todo está por inventar, que todo ese desarrollo está en manos del usuario. Así, éste no sólo tiene que darle forma y apariencia de ordenador por fuera, sino también por dentro. Vamos, lo más cercano al bricolaje electrónico que podamos imaginar.
De esta manera, aunque la unidad básica se consigue por unos 45 euros, es fácil encontrar packs en Internet en los que por unos 78 euros se nos ofrece, no sólo la Raspberry Pi en su mejor versión -la de 512 MB de RAM-, sino la fuente de alimentación de 5v, la tarjeta micro SD 8 de 8 GB, con adaptador SD, el programa Raspbian ya instalado para arrancar la placa, un cable HDMI versión 1.3 para conectarla a una pantalla, así como una caja de policarbonato para proteger a la criatura. Al margen de todo lo anterior, los dos puertos USB esperan como agua de mayo que les enchufemos un teclado y un ratón.
Si bien las primeras ventas no comenzaron hasta el pasado 29 de febrero de 2012, en ese año ya se han comercializado más de medio millón de unidades. Otro dato que da fe del seguimiento e interés de esta tendencia y de cómo ha creado una comunidad bastante fiel al movimiento es que la cuenta de Twitter @Raspberry_Pi se acerca a los 100.000 seguidores.
Pero Twitter es sólo uno de los lugares en los que los raspberriers comparten cada uno de los hallazgos que van protagonizando. Basta leer durante un buen rato los comentarios de sus foros para caer en la cuenta del nivel de desarrollo de tantísimas iniciativas. Todo ello también ayuda a hacerse una idea de lo que son capaces y de cómo no descansan hasta exprimirle todo su potencial: "Vi que se le podía poner una webcam y en algunos sitios también he visto que se le puede montar un Windows xp", escribe uno de los usuarios de Raspberry en España. "El caso sería, si se podría automatizar, que pulsando un botón físico, la Raspberry Pi se conectara mediante un módem USB 3G -pincho- a la red, y avisar que se ha conectado y poder comunicar datos de la webcam y de un dispositivo conectado al USB mediante un conversor rs232", remata.
Está claro que llevan hasta el límite el consejo del día que aparece en la home de la página oficial de Raspberry Pi. En esta ocasión, es una frase tomada del matemático y escritor inglés Bertrand Russell: "El mundo está lleno de cosas mágicas que solo esperan pacientemente de nuestros ingenios para poder desarrollarse".
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