Suena el timbre de casa, un repartidor les deja una caja, firman y abren el contenido. Un nuevo producto acaba de llegar a su casa de forma gratuita para que lo prueben y comenten en redes qué les ha parecido. Lo mismo les sucede con viajes, hoteles, experiencias, gadgets, videojuegos, prendas de ropa... Es el mundo de los influencers, antes usuarios de internet que comenzaron a usar las redes, blogs y YouTube para hablar de sus gustos o dar visibilidad a su trabajo y que con el auge de este medio adquirieron un reconocimiento tal que llegaron a ser un referente para otros y fichados por diversas marcas a modo de 'publicistas' online.
Pero el trabajo de un influencer no es tan sencillo como recibir 'regalos'. Su labor comprende revisar cientos de correos electrónicos con propuestas, sacarse fotografías y vídeos incluso cuando no apetece, asistir a eventos semana tras semana, viajar sin parar incluso enfermos, actualizar sus blogs, redes o canales de YouTube, responder a los comentarios... En definitiva, estar activos casi las 24 horas los 365 días del año y renunciar, en cierta medida, a la privacidad.
A cambio tienen el trabajo de moda, una profesión soñada por muchos pero con un futuro todavía incierto por lo novedoso y bien remunerado. Pero todo tiene luces y sombras. "A veces tengo que ir a conocer un hotel y preferiría quedarme en casa porque tengo fiebre", asegura en este sentido a elEconomista.es Rocío Martín, creadora del blog
La gran mayoría de influencers afirman haber comenzado en este mundo por mero hobby y sin formación específica previa más allá de la pasión por la temática que valoran. Otras han cursado estudios en moda y comunicación como Cristina Blanco, del blog Guía de Estilo, o Bárbara Crespo, fundadora de El Blog de Bárabara Crespo, y solo pretendían dar a conocer un poco más su trabajo para captar clientes.

"Empiezan a preguntarte y esto que tú has probado qué tal está y esto otro que llevas dónde te lo has comprado. Te das cuenta que ahí detrás hay algo mucho más que es una publicidad que no te estás dando cuenta que estás dando para las marcas y que hay mucho público detrás que está recibiendo ese mensaje. Entonces es en el momento en el que te das cuenta de si la publicidad tradicional funciona así, esta es la nueva publicidad por lo tanto aquí hay trabajo", asegura también Cristina Blanco. De hecho, hoy en día hay algunos influencers que cuentan con más seguidores que muchas caras conocidas de nuestro país.
Gracias a ese "poder de prescripción" las marcas vieron una nueva forma de dar a conocer sus productos. Por ello, han sido las propias empresa las que han ayudado a la profesionalización de la figura del influencer, llegando a crear el ahora conocido Marketing de Influencers.

Pero no falta quienes critican el hecho de se cobre por visitar hoteles o probar productos. "Qué critiquen, que la crítica, como la arruga, es necesaria y bella", comenta a elEconomista.es Rocío Martín. La verdad es que para las marcas es muy rentable este tipo de marketing. Según el estudio de Nielsen, las compañías gastan entre el 1-20% de su presupuesto en influencers, aunque el 44% de las empresas cree que la evolución del presupuesto destinado a ellos aumentará, pues el 44% afirma que obtienen resultados mucho mejores que con otras tácticas de mercadotecnia.
¿Y qué sacan los influencers a cambio?

Pero ya sea con una remuneración más alta o menos, con mayor o menor formación o que hable de moda, tecnología o viajes, la figura del influencer como profesional ha llegado para quedarse. ¿Cómo? "Hemos aprendido que muchos lo tienen porque les gusta y otros porque es su medio de vida, como es mi caso, es mi profesión" afirma Bárbara Crespo, mientras que Cristina Blanco afirma que "Los nuevos canales de publicidad son las Redes Sociales, en los cuales hay nuevos actores. Esos nuevos actores son Influencers, son blogers, son instagramers".