Raymond Clark nació en 1942 en Warrington, Inglaterra, en el seno de una familia obrera. Se formó en el Royal College of Art, y poco tiempo después sus diseños estaban en boca de todo Londres. Corrían los años sesenta, cuando estallaba una revolución social conocida como los Swinging Sixties. Este fenómeno nace a raíz del recuperamiento económico británico tras la austeridad post-Segunda Guerra Mundial. Los jóvenes pedían a gritos un cambio radical cultural en el cual el optimismo y hedonismo protagonizaban los años por venir.

Ossie Clark se casaba con la diseñadora textil Celia Birtwell. Un tándem, que sin uno ni el otro, no hubiesen podido conseguir ese éxito que llegó a compararle con el mismísimo Yves Saint Laurent en versión británica. La pareja tenía su estudio justo encima de Quorum, la famosa boutique fundada por Alice Pollock. Un espacio invadido constantemente por celebrities arrasando con cada colección. No era de sorprender el toparse con Mick Jagger bailando por los pasillos. Sus diseños y manera de entender y alabar el cuerpo humano hicieron que personalidades tales como Twiggy, Marianne Faithfull, Bianca Jagger, Jimi Hendrix o Los Beatles fuesen sus fieles clientes.

La inconfundible y arrasadora personalidad de Ossie le hizo formar parte de la agitada vida social y la escena artística londinense. Una popularidad que le pasó factura y que pronto le llevaría al declive. A mediados de los años 70, se divorciaba de su mujer y sus problemas con las drogas y economía se hacían ya notables.

Con la llegada de la época punk en los años 80, la tienda Sex, perteneciente a Malcolm McLaren y Vivienne Westwood, cogía protagonismo convirtiéndose en la tienda para los jóvenes rebeldes londinense. Ossie dejó a un lado la moda y se dedicó plenamente a su vida sentimental, obsesionándose con varios hombres durante esos años, con algún intento de regresar al sector, pero siempre fallido.

Fue en la noche del 6 de agosto de 1996 cuando Ossie Clark era asesinado. Era Diego Cogolato, su joven examante de 28 años, que acabaría con su vida apuñalándolo repetidas veces hasta matarlo.

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