
Si pensamos en Óscar Arístides Renta Fiallo (Santo Domingo, 1932-Connecticut, 2014), más conocido como Óscar de la Renta, seguramente se nos venga a la cabeza la escena en la que una guapísima Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker) se prueba uno de sus vestidos de novia en la famosa película Sexo en Nueva York. Y es que, además de haberse convertido en imprescindible de la moda dentro y fuera de la pantalla, el diseñador dominicano fue una de las figuras más importantes de la época de 1960.
De la Renta nació en Santo Domingo en el seno de una familia adinerada. Su padre era dueño de una compañía de seguros en Puerto Rico, su tío fue el poeta Fabio Fiallo y su primo el político dominicano Viriato Fiallo. Desde pequeño, mostró su gusto y habilidad por las artes plásticas, una afición poco apoyada por su progenitor. Cuando tenía 15 años, se inscribió en la Academia de Artes Plásticas de Santo Domingo para demostrarle a su padre que realmente quería dedicarse a este sector, y se convirtió en el alumno más joven de la escuela. Con 18 años, el diseñador decidió mudarse a Madrid para estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El descontento de su padre por haber abandonado el negocio familiar y seguir empeñado en formarse en artes plásticas hizo que éste le dejara de pagar su estancia en la capital española, lo que llevó al joven modisto a comenzar a vender bocetos de sus diseños de alta costura a diferentes empresas de moda para poder mantenerse. Poco después, el buen acogimiento de sus dibujos le llevaron a conocer al famoso diseñador de la época Cristóbal Balenciaga, quien se convirtió rápidamente en su mentor.
En 1961 se mudó a París para comenzar a trabajar con el diseñador Antonio del Castillo en la casa de modas Lavin, donde estuvo trabajando y formándose durante dos años. En 1963, De la Renta decide irse a Nueva York y trabajar con Elisabeth Arden, con quien estuvo trabajando durante otros dos años y consiguió ganar un gran reconocimiento como diseñador. El éxito obtenido le impulsó a emprender su propia marca en 1965 de la mano de Jane Derby, con quien fundó la compañía Óscar de la Renta.
Sus creaciones, llenas de glamour, le hicieron ganarse un nombre internacional reconocido en todas las casas de alta costura. Sus modelos eran elegantes, estilizados y con un corte clásico, dirigidos a mujeres de clase media alta que habían superado la veintena. Unas prendas que no dejaban indiferente a nadie y que vistieron a celebridades de todo el mundo, pasando desde Nicole Kidman o Penélope Cruz hasta a casi todas las primeras damas de los Estados Unidos. No obstante, con el paso de los años el imperio se diversificó y comenzó a abrir nuevas líneas de negocio con moda masculina, accesorios, muebles y perfumes, que resultaron, como era de esperar, todo un éxito.
Su carrera en el mundo de la moda fue reconocida a través de numerosos galardones, como el CFDA al Diseñador del Año 2000, el Premio Leyenda Viviente o el popular premio español Aguja de Oro (2002). Además, fue escogido dos veces Presidente del Consejo de Diseñadores de América en las décadas de los 70 y 80. Así, su participación en diferentes actividades benéficas le vincularon a lo largo de su vida con su país natal.
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