
Cuervo y Sobrinos ha vuelto a descubrir uno de sus cronógrafos históricos, creado en 1946, dotado de un diseño bicompax y un movimiento Landeron 248. La firma suiza tiene el honor de presentar el Historiador Landeron, una reinterpretación de este clásico antiguo, con un movimiento Landeron 248 completamente restaurado. El nuevo modelo está disponible con dos opciones de esfera, cada una de ellas adornada con texto de época.
A veces, cuando miramos a nuestro pasado, redescubrimos un momento o un objeto querido que habíamos olvidado. Cuervo y Sobrinos ha vuelto a 1946, una época en la que el estilo latino de la compañía estaba muy presente. En aquel entonces, la prestigiosa marca fabricó un cronógrafo bicompax con movimiento Landeron 248, una evolución del legendario Landeron Calibre 48, muy popular durante las décadas de 1950 y 1960.
La reinterpretación actual viene con un fondo de caja transparente, para poder ver el movimiento Landeron 248 completamente restaurado. A diferencia de la mayoría de los movimientos modernos, los puentes son pequeños, en comparación, y permiten ver las ruedas y las áncoras en marcha. Los distintos puentes están adornados con un sobrio acabado cepillado.
Esta reinterpretación del mencionado modelo de 1946 cuenta con una caja de acero inoxidable de 40 mm, de estilo moderno, pero que guarda un gran parecido con la caja del clásico de 1946. Las largas asas se extienden notablemente, para que el reloj se asiente directamente sobre el brazo y encaje cómodamente en la muñeca.
Las agujas de las horas y los minutos en forma de hoja indican de forma rápida la hora. La esfera incluye dos subesferas, dispuestas en un eje este-oeste, un cronógrafo de 45 minutos, ubicado al lado de la corona, y una pequeña esfera con los segundos en el lado opuesto. La escala y la posición de las subesferas ofrecen una mayor simetría, lo que mejora la estética general.
El Historiador Landeron está disponible con dos esferas diferentes, cada una de ellas inspirada en la creatividad latina. El primer modelo presenta una esfera negra que contrasta con registros plateados. Las agujas doradas y los números arábigos le dan un toque sofisticado, mientras que el segundero central rojo del cronógrafo es rico y vibrante, unos rasgos que están en todas partes en el centro de La Habana.
La segunda opción presenta una esfera blanca, combinada con agujas azules y una escala taquimétrica azul. El color es un poco más discreto que el de su hermano. Las horas se indican con números arábigos negros. Suplanta lo meramente superficial, destilando elegancia y estilo de época.
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