El roce provocado por el constante uso diario, así como por el ruidoso trajín de los programas de centrifugado de nuestra lavadora, acaba provocando un irremediable desgaste (especialmente en la parte del cuello y en los puños) en el aspecto de nuestras camisas preferidas.
No se puede luchar contra ello (a no ser que uno esté dispuesto a imitar a nuestras abuelas y frotar las prendas a mano en un barreño con agua fría y jabón suave), pero sí retrasar este inevitable proceso de deterioro siguiendo unas normas básicas y sencillas a la hora de introducir nuestras camisas en la lavadora.
1. Antes de meter la prenda en el tambor hay que desabrochar todos los botones de la camisa para evitar que el brusco giro del rotor no fuerce las costuras ni las fibras del tejido.
2. Es conveniente, del mismo modo, lavar las camisas del revés. De este modo, sus colores se mantendrán más vivos y brillantes durante mayor tiempo, evitando así un progresivo apagado de su intensidad.
Ermenegildo Zegna
3. Por muy buena que sea ésta, no se aconseja el uso de secadora automática con las camisas (el aire caliente reseca las fibras, haciéndolas más quebradizas). La mejor forma de secado es colgarla de un tendedero -o una percha, si es posible- y dejar que lo haga por sí misma a temperatura ambiente.
4. A veces, la camisa mantiene cierta humedad (sobre todo cuando se deja a secar en una zona umbría o de interior). Esto no es óbice para proceder a plancharla. De hecho, se suele planchar más fácilmente una camisa que esté algo húmeda que una que esté demasiado seca.
Giorgio Armani
5. No hay que olvidar retirar las ballenas del cuello de la camisa (esas varillas entreteladas que aportan rigidez) antes de meterlas la lavadora. Además de poder perder estos accesorios entre el resto de la colada, pueden acabar dañando a la prenda o dando de sí el espacio hueco en el que se asientan.
6. Si el tejido de la camisa es lo suficientemente bueno, debería bastar para su correcta limpieza un programa en agua fría o, al menos, nunca superior a los 30 grados (en cualquier caso, siempre es oportuno leer con detenimiento la etiqueta que lleva adjunta para conocer sus características propias).
Tom Ford
7. Si se ha caído alguna mancha de vino, aceite o salsa durante la comida es preferible acudir inmediatamente al baño y lavar la zona con abundante agua fría. Si se permite que la mancha penetre en los tejidos, por mucho que se lave después, ya será muy difícil eliminar el cerco.
8. En este sentido, antes de proceder a planchar una camisa, es conveniente comprobar y asegurarse de que no tiene ningún tipo de mancha visible. Si se plancha en ese estado, el calor del metal hará que la suciedad penetre totalmente en las fibras (quedando casi sellada a fuego), lo que provocará que ya sea prácticamente imposible eliminarla a posteriori.