Especies silvestres de Km 0 y cultivo biodinámico, jabones artesanales a base de ceniza procedente de poda controlada de bosques sostenibles o geles de ducha en formato píldora que se activan en contacto con el agua. La nueva sociedad demanda cero residuos, transparencia, sostenibilidad y trazabilidad, pero la respuesta de la industria roza el colmo de la creatividad.
Todo empezó como una inocente tendencia, el cataclismo en el que se había sumido el planeta Tierra inició un activismo en pro de su resurrección, los consumidores contemporáneos comenzaron a exigir a las industrias mayor transparencia y menos desechos.
El negocio de la belleza estaba en el punto de mira, demasiado plástico en circulación que después acabaría en los fondos marinos alterando el ecosistema oceánico; y demasiadas toxinas en nuestros torrentes sanguíneos por sustancias polémicas (aka disruptores endocrinos) presentes en la mayoría de los productos consumidos.
El asunto se topó con su punto de inflexión: las nuevas sociedades comenzaron a reivindicar más salud, para el ser humano y para el Planeta. Y surgió la Green Beauty, una apuesta por lo orgánico y natural que se terminó convirtiendo en un auténtico estilo de vida.
La evolución natural de las cosas -y nunca mejor dicho-, la hizo derivar en la denominada (e incluso manida) Clean Beauty, un rechazo mayúsculo hacia sustancias consideradas nocivas y una apuesta por la transparencia en el modo de producción, el origen de los ingredientes, la trazabilidad (rastrear el recorrido desde la cosecha hasta el envasado) y las condiciones en las que las comunidades estaban siendo explotadas.
Pero la nueva cosmética orgánica ya no es solo cruelty free, libre de parabenos, aceite de palma o aditivos sintéticos, en su trasfondo se atisba un profundo retorno a las raíces, rescatando técnicas ancestrales o implementando sistemas de cultivo que involucren las fuerzas curativas del reino natural, como la influencia energética del sol y la luna o la conexión profunda con la tierra, ese lugar de donde surgen especies realmente singulares y excepcionales.
Porque ya no se conciben explotaciones masivas de especies botánicas, ahora reivindicamos la recuperación de antiguas técnicas de cultivo que hagan reflotar no solo especies casi en extinción, sino comunidades desfavorecidas que resurgirían de su particular inframundo.
El mundo de la belleza está redefiniendo sus códigos. La nueva cosmética sostenible rescata las teorías de 1924, impartidas por el creador de la Antroposofía, Rudolf Steiner, y se imponen los cultivos biodinámicos como modo óptimo de obtener los activos de mayor calidad, un enfoque holístico de la agricultura en el cual la vitalidad es la prioridad, ya que los agricultores biodinámicos devuelven más a la tierra de lo que le quitan cuando cultivan, un sistema que trabaja con las energías vitales de la naturaleza, los ritmos cósmicos y la influencia astral.
La nueva cosmética sostenible busca especies únicas, raras, salvajes, rescatadas de la extinción, que solo pequeñas comunidades locales saben cultivar y cosechar.
Como la Opuntia Engelmannii, un género único que solo crece en el suroeste de EE.UU., en el desierto de Arizona, presente en las formulaciones de la marca Kypris Beauty (en exclusiva en JC Apotecari. El proceso de recolección silvestre del fruto (higo chumbo o nopal) es extremadamente arduo debido a las altas temperaturas de esta zona del planeta en la época de cosecha.
Los frutos son tan espinosos que pueden causar infecciones en la piel, por lo que los cosecheros silvestres han de usar un equipo de protección extremo. El fruto nunca puede tocar el suelo del desierto ya que proliferan bacterias como la Escherichia Coli y lo contaminaría.
Convertir la ceniza en vida para restaurar bosques quemados

Ceniza certificada, esa es la materia prima principal de Ashes to Life para elaborar sus productos de higiene que no solo promueven la salud de la piel, sino el respeto medioambiental con iniciativas encaminadas a restaurar los bosques incendiados del Planeta (se trata de un interesante proyecto español que ha sabido rescatar residuos fútiles para convertirlos en una verdadera alternativa de cuidado y evolución).
Honrar a la tierra para que nos dé sus mejores frutos, igual que promover su regeneración después de devastarla. Es el ciclo de la vida. Muerte y resurrección. Podríamos pensar que un terreno calcinado es baldío, inútil, huero… Sin embargo, hay quienes le han sabido sacar provecho haciendo de sus cenizas una fuente de vida para sanar la piel al tiempo que vía para la restauración ecológica de los bosques arrasados.
Por el momento cuentan con dos tipos de jabones de ceniza artesanales: de acción hidratante y exfoliante (con micronizado de hueso de aceituna), que además de ceniza de cáscara de coco de efecto purificante, incluyen otros nutrientes como la manteca de karité, aceites vegetales ecológicos de oliva y coco con alto porcentaje de antioxidantes (vitamina E) y vitaminas B3,B5, B6, y aceites esenciales de naranja dulce, geranio y lavandín, de acción antiinflamatoria, calmante y cicatrizante.
Las jaboneras, que siguen las reglas del arte japonés Kintsugi (reparar objetos que se han roto como en un intento de restaurar sus cicatrices), han sido elaboradas a mano con una mezcla de ceniza certificada procedente de poda controlada de bosques sostenibles y resina acrílica mineral, no contiene disolventes ni compuestos orgánicos volátiles (VOC), y su diseño ha sido desarrollado para asegurar que los jabones se conserven en óptimas condiciones, facilitando el drenaje y que el aire fluya alrededor.
El formato píldora, una alternativa sostenible a los limpiadores estándar

Esta idea tan genial ha surgido de la inglesa Haeckel basándose en una constatación: el ingrediente principal de muchos cosméticos es en un 70% - 90% agua. Se está pagando por el agua, un bien casi en extinción, del que carecen muchas comunidades, y las compañías esencialmente están transportando agua por todo el mundo.
El agua es pesada, se necesita mucha energía para enviar grandes cantidades, unido a la magnitud del embalaje y la cantidad de cosméticos que se consumen, ponen en riesgo de crisis a nuestro Planeta.
Estas píldoras limpiadoras de glicerina vegetal que se convierten en una espuma densa cuando se emulsionan con agua, están elaboradas con ingredientes concentrados y pulverizados, como las algas marinas (Fucus Vesiculosus), cosechadas a mano en la playa, ingrediente estrella de la casa, tensioactivos y emulsionantes 100% naturales derivados de vegetales y una mezcla de aceites esenciales de menta, albahaca y melisa.
No son solo ecológicas, sino aromaterapéuticas, y una de las alternativas más prácticas, nómadas y sostenibles para optimizar el ritual diario de higiene.
Libres de plástico, llenos de ingenio

100% libres de plástico y hechos con pulpa de bambú, técnicamente se podría decir que los desodorantes de Wild son hasta comestibles. Este proyecto, ha sido creado por el estudio de diseño industrial y de innovación Morrama, una carcasa que se ha propuesto desafiar a la industria cosmética por ser el primer desodorante de recarga compostable y biodegradable con cero impacto en el medio ambiente.
El invento consiste en que los clientes pueden comprar por suscripción la carcasa y rellenarla con las diferentes barras de desodorante que se han creado (veganas y libres de aluminio): coco, cáscara de naranja, menta fresca, bergamota y rosa, y decidir con qué frecuencia quieren recibir los recambios por correo. Así no nos tenemos que preocupar de cuándo se agota uno de los productos más esenciales de nuestra rutina de cuidado diaria.
Del cultivo biodinámico al frasco

"Los consumidores están cada vez más conectados con la verdad de que lo que es bueno para el planeta, es bueno para ellos. Además de la eficacia y la seguridad, las personas buscan una relación clara entre los ingredientes de los productos que usan y de dónde provienen esos ingredientes", asegura Chase Polan, creadora de Kypris Beauty, quien le da más importancia al cómo que al qué:
"No importa tanto que las especies sean raras, sino la forma en que se cultivan o se obtienen es crucial para que los ingredientes sean realmente únicos y especiales", asegura.
Y continúa: "El aceite esencial de rosa cultivado biodinámicamente presente en nuestro Beauty Elixir I: 1.000 Roses, es único. Hay muchos productos con extracto de rosas en el mercado, sin embargo, en Kypris utilizamos auténtico aceite de rosa que está certificado orgánicamente proveniente de una granja propiedad de mujeres donde los cultivos se realizan utilizando prácticas biodinámicas. Este tipo de cultivo es muy beneficioso para mantener la salud del suelo, la salud de las personas que trabajan en los campos, la salud del microbioma y otras criaturas del ecosistema local, además de promover la limpieza de la capa freática. El resultado es exquisito. Las rosas parece que florecen en cada botella de elixir. Cuando el suelo es saludable, los cultivos son más densos en nutrientes, por tanto, el medio ambiente y los ingredientes resultantes son más robustos", concluye.
Las nuevas alternativas son casi inabarcables, resulta esperanzador comprobar cómo el ser humano en general y la industria en particular, están aunando fuerzas por rescatar un ecosistema magullado, por malas decisiones del pasado, pero siempre queda la esperanza, de que lograremos entre todos, consumidores y fabricantes, honrar al medio ambiente y alcanzar un mundo mejor.