Tener un hueco en la estantería de la real despensa británica no es nada fácil, ya que solo 816 empresas de todo el mundo proveen bebidas y alimentos a la Casa Real británica, y solo una española: Harveys, la marca premium de vinos de Jerez de Bodegas Fundador.
Para entrar dentro de esta prestigiosa lista, la reina Isabel II, su marido el duque de Edimburgo o su hijo el príncipe de Gales deben conceder un sello denominado Royal Warrant, que representa un símbolo de reconocimiento a las marcas favoritas del palacio de Buckingham. Y la marca española gourmet adorna sus estanterías desde los años 50, cuando, en 1969, Isabel II concedió el certificado de garantía real a Harveys Bristol Cream, y desde entonces pasó a ser el Jerez favorito tanto de la reina como de los ingleses, ya que es el más consumido de todo el mercado británico. Además, en el mundo se consume una botella de este Jeréz cada seis segundos.
Una de las características más novedosas y sorprendentes de este producto es que posee una etiqueta inteligente que avisa cuando a bebida está a la temperatura perfecta para servir. El envase incluye una nueva etiqueta termosensible que cambia de color cuando el producto está a la temperatura perfecta de consumo (a 10ºC). En el instante en el que la botella alcanza su temperatura ideal, el logotipo Harveys cambia de color blanco a azul. Con este indicador, se pretende que el consumidor disfrute de este sherry, éxito de ventas en todo el mundo, a la temperatura idónea y en el momento preciso.
Hora ideal: el aperitivo
Desde la marca aconsejan la hora del aperitivo como el momento ideal de consumo. Una hora perfecta para disfrutar de su sabor suave, cremoso y con un toque afrutado a Pedro Ximénez, la vinosidad evolucionada de los vinos Olorosos, Amontillado y más de 30 tipos de Fino, añejados en botas de roble americano. En Buckingham Palace se sirve como aperitivo en las salas de espera de las audiencias reales, pero también es una buena opción para tomarlo como acompañamiento del postre.
El sherry más vendido del mundo
La historia del nacimiento de este vino se remonta a 1796 en Bristol, cuando Williams Perry se convirtió en un importante exportador de sherry entre la bahía de Cádiz y el puerto de Bristol. Este fue el origen de la compañía que, en 1871, John Harvey refundó como John Harvey & Sons, dedicándose fundamentalmente a la elaboración de sherry. Once años después, revolucionó el mercado con el lanzamiento de su producto más universal: Harveys Bristol Cream, una exquisita apuesta que se ha convertido en el sherry más reconocido y vendido del mundo.
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