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Torre de Galizano: un lugar perfecto para alimentar el cuerpo y el alma

Torre de Galizano.

No hay que elegir entre playa y montaña. Hay un hotel perfecto para darse un auténtico baño de naturaleza, de mar, de horizontes de montañas nevadas, de prados con su ganado al sol. Y con restaurante de autor, capitaneado por Javier Marañón.

El restaurante gastronómico dispone de huerto y ganadería propia, con ovejas y vacas de raza charolesa.

Torre de Galizano, en Ribamontán al Mar, en la zona de Somo, en Cantabria, es un lugar perfecto para alimentar el cuerpo y el alma. Lo tiene todo, algunas de las playas más bonitas de Cantabria –Somo y Loredo, Langre, Galizano–, y vistas privilegiadas al paisaje cántabro y, en la lejanía, a las cumbres nevadas de Los Picos de Europa. Está a poco más de 20 kilómetros de Cabárceno, a 85 kilómetros de la Cueva El Soplao, a 53 de las Cuevas de Altamira, y a media hora en coche de Santander.

También tiene un restaurante gastronómico, con cocina de autor, capitaneado por el chef Javier Marañón, discípulo de Martín Berasategui, Eneko Atxa e Hilario Arbelaitz. Ya está en el radar de los inspectores de la guía Michelin, el nombre de La Torre by Marañón ya sonó en la última gala celebrada en Valencia como candidato a su primera estrella.

El patio acristalado inunda de luz el paso entre el hotel y el restaurante.

Torre de Galizano y su restaurante, La Torre by Marañón, es el sueño hecho realidad de los hermanos Marcos y Javier Marañón, tercera generación de hosteleros, enamorados de su tierra, de sus paisajes, de sus productos, que han levantado este cuatro estrellas lleno de encanto –y, muy cerca, el hotel rural Finca el Solar– para compartir este paraíso.

Una de las habitaciones del hotel Torre de Galizano, en la zona de Somo (Cantabria).

Está ubicado en una antigua casa de indianos, de 1872, restaurada con materiales nobles, con un interior muy cuidado –acogedor, elegante– y consagrado a minimizar el impacto ambiental. Es pionero en la utilización de tecnología de última generación en ahorro y eficiencia energética a través de geotermia y la depuración de aguas.

Arroz meloso de guiso de rabo, anguila ahumada y ali oli de citronela.

De la finca a la mesa

En la cocina, va un paso más allá de la filosofía de kilómetro cero: dispone de huerto y ganadería propia –ovejas y vacas de raza charolesa– como base de su personal cocina de autor. Los platos estrella, la carne y la lubina a la sal, que sirve con salicornia y una extraordinaria reducción de pimientos de Isla asados en leña. Y su arroz meloso de guiso de rabo, cuyo fondo cuece durante siete días. Y sus milhojas de foie y mango, con tierra de aceituna y brioche tostado, un guiño a la cocina de su maestro, Berasategui. Y su croqueta melosa de carne de vaca, que merece un monumento.

Dos menús degustación, de 48 y 55 euros, y un menú gastronómico, de 68 euros, en los que nunca falta el producto de temporada. Ahora, alcachofas confitadas con vieira y lomo de corzo, que sirve con una finísima salsa de frutos rojos. Para el aperitivo, vino de autor, blanco La Torre by Marañón, de un pequeño viñedo que lo produce en exclusiva para ellos.

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