
El 1 de septiembre de 1988 comenzaron a entrar las mujeres en las Fuerzas Armadas. Con motivo del trigésimo aniversario, este jueves día 20 se celebra una mesa redonda en Madrid con el objetivo de conmemorarlo y de reflexionar sobre los retos que ofrece el futuro, organizada por el teniente Segura, a la sazón expulsado por denunciar asuntos de corrupción del cuerpo. Las Fuerzas Armadas tienen en su haber 15.341 mujeres, lo cual representa un 12,5% del total del personal militar. Se trata de un porcentaje por encima de la media europea, que encabeza Letonia con una cifra cercana al 16%.
A finales de los 80 se palpaba la inquietud y ganas femeninas por acceder y la Constitución reconoce su concurso. Comenzaron a incorporarse. Si bien, en ese momento, sólo podían optar a escala técnica, esto es, a puestos comunes. Las puertas al Ejército de Tierra o Aire permanecían cerradas. Sus opciones pasaban por desempeñarse como administrativas o enfermeras. ¿Cómo es, 30 años después, su situación? Sobre la mesa, cuestiones como el acoso, los equipamientos, las oportunidades en los ascensos, la conciliación o el despido de los 45 años hacen presencia. Luz Marcos es soldado. Ingresó en el 99, cuando contaba 23 primaveras. Comenta para elEconomista.es la realidad desde dentro.
La integración de la mujer en las Fuerzas Armadas tuvo cariz gradual. En ese sentido, no sería hasta el 92 cuando pudieron acceder a los tres ejércitos. Sin embargo, esta 'ventana' tan sólo contemplaba ciertas unidades. Por ejemplo, la llave seguía echada para la Legión, la Brigada paracaidista o las operaciones especiales. Finalmente, con la irrupción del nuevo milenio, se les abría el pleno acceso a todos los cuerpos y a todas las armas. En cierta forma, la plena apertura ha ido girando al tiempo de la circunferencia del compás de la mentalidad de la sociedad. Hoy también ellas están en la zona de combate y ejercen el cuerpo a cuerpo. Hoy cobran igual, pero "lo complicado aquí, si eres mujer, viene en las posibilidades de ascender", aclara Marcos.
"Lo veo más como un avance social que como algo físico. Si en el 88 no valíamos para cierta unidad, ¿por qué sí en el 92?", se pregunta y abunda en las pruebas físicas, "es cierto que nos piden menos puntuación, pero hace 15 años era exactamente igual y actualmente en algunas unidades se exige lo mismo". Marcos ha estado casi una década en la BRIPAC, Brigada paracaidista, donde participó en misión humanitaria en Kosovo, pasando por el Regimiento Inmemorial del Rey, lesiones de espalda mediante. Actualmente, se encuentra en la Escuela Politécnica Superior del Ejército.
La absolución reina ante el acoso
El acoso es uno de los temas que salpican la actualidad del Ejército. Ojeamos un formulario de denuncia por acoso sexual y por razón de sexo salido del BOE, diciembre de 2015. Nos encontramos con un apartado que exige plasmar la categoría profesional que se ostenta. "¿Por ser tropa temporal, cabe entonces plantearse, se va a tratar el asunto de otra manera? No entiendo por qué tengo que poner mi categoría. Un acoso es un acoso y no hay más", zanja Marcos a la par que admite que "si denuncias siendo soldado, dudan de ti, pero si lo dice un oficial es ya otra cosa. Y esto también ocurre con una mujer sargento o capitán respecto a sus soldados. Es cuestión de estatus más que de sexos. Incluso entre nosotras mismas suele ser hasta peor, a veces. Hay más inquinas, debe ser la competencia femenina".
Ahondando en el acoso, toda vez sufrido, ¿qué espera tras la denuncia? El Tribunal Militar. Conviene enfocar el objetivo y separarlo de la realidad civil. Esto puede desencadenar en tesituras tales como que la persona que juzgue sea compañero o amigo del acusado. Por ahí, las absoluciones se sitúan casi rozando pleno. Entre 2004 y 2015, la Justicia militar dictó 12 sentencias condenatorias frente a 174 denuncias por diferentes tipos de acoso, según refleja un estudio sobre la situación de medidas de prevención, formación y apoyo a las víctimas del acoso en las Fuerzas Armadas, que fue elaborado por el Observatorio de la Vida Militar.
"En primer lugar, no sé por qué en tiempos de paz existe esta fórmula en el Ejército. No sólo yo, sino que el pensamiento abrumador desde dentro es que debería tratarse en un juzgado civil. Por decirlo de alguna manera, no es normal que la parte enjuicie. Esto te hace repensar el paso de denunciar", expone Marcos, quien también destaca "los buenos momentos entre hombres y mujeres, entre compañeros".
Chalecos y conciliación
Eran los tiempos de Chacón al frente del Ministerio de Defensa cuando se encargó un estudio sobre los uniformes y mujer. No en vano, en 2018, aún no ha llegado la adaptación fisionómica de los chalecos antibalas y antifragmento, útiles que salvan vidas. "Lo harían con buena intención, digo yo, y con una cifra de dinero importante, recuerdo. Pero, a nosotras lo que nos interesa realmente es que los chalecos se adapten a nuestro cuerpo, nos da igual que el uniforme sea de campana". ¿Y si el momento requiere de uso? "Pues como está hecho al cuerpo del hombre, si nos queda estrecho de pecho, nos dan una talla más grande y como dice una buena frase del Ejército, 'búscate la vida'", responde la soldado Marcos.
De la misma forma que en la 'calle civil' está en boca de todos la conciliación, también en las Fuerzas Armadas. En cuanto a las guarderías, no se mira el género, sino la graduación. La tropa temporal reúne menos puntuación que un oficial. Es el mismo caso si el mando es mujer. "¿Mi hijo vale menos entonces?", lanza retóricamente Marcos. Es una muestra de la estratificación del ámbito y de sus guiños tradicionales.
El 'peligroso' quicio de los 45
Otro de los puntos más candentes de actualidad en el Ejército, junto con el acoso y que se expondrá en esta conmemoración, llega al cumplir los 45 años. Atendiendo a la ley 08/2006 de Tropa y Marinería, cuando la tropa temporal llega a esa edad es despedida. Hoy hay 67000 efectivos afectados y 1000 personas en paro como consecuencia. Luz Marcos tiene 42 años, mira de reojo la tesitura de prepararse para la vida civil, aunque espera "la derogación" antes para no "imaginarme un futuro en blanco". Les proporcionan una mensualidad no contributiva de 618 euros.
¿Cómo es el tránsito? "Muy difícil. El Ejército más que una profesión es una forma de vida. Creas un vínculo con tus compañeros más fuerte que en otro trabajo. Si estás en una misión o en maniobras son tu binomio...", contesta y agrega que "quien ha sido infante toda la vida, que sólo sabe disparar, ¿qué pone en un currículo? Y al agravante de la edad para encontrar trabajo. Considero que estamos cualificados para ser vigilantes de seguridad, chóferes, electricistas o policías locales, sin pretender militarizar este cuerpo. ¿O por qué no nos ayudan desde la Administración? Por ejemplo, creando una oposición extraordinaria para prisiones, donde hacen falta efectivos".
Estas diferencias tienen cierta similitud a la hora de sufrir un accidente. Una baja temporal de tropa supone cero euros de pensión, mientras que en permanente sí hay paga, toda vez que las labores son iguales y el accidente ha ocurrido en el trabajo.
Las mujeres, tres décadas después, pisan firme en las Fuerzas Armadas, pero con la vista aún fijada en las mejores por resolver. Hoy, las diferencias se orillan más a la graduación que al sexo.