Sociedad

La jauría humana

La infanta Cristina de Borbón, en el juicio. Imagen: Reuters.

Me comenta una reconocida cronista de tribunales que no existe ni una sola prueba, ni un solo testimonio que permita a los jueces condenar a la Infanta Cristina de Borbón; cualquier otra persona en su lugar ni tan siquiera se habría sentado en el banquillo. En esta apreciación, por lo que me cuenta, están de acuerdo jueces y fiscales. Sin embargo, la mayor parte de la opinión pública está convencida de que la Infanta no ha sido condenada porque es la hermana del Rey.

Esto ha dado lugar a un linchamiento en redes sociales, animadas por determinados medios de comunicación en busca de incrementar su audiencia de manera fácil y sencilla. Resulta llamativo que aquellos que elogiaban al Tribunal por sentar a Cristina de Borbón en el banquillo después lo criticaron por no meterla en prisión.

Pero no se trata de un caso aislado. Resulta habitual ver en televisión a grupos de personas acudir a las puertas de los juzgados para abuchear imputados. ¿Qué tipo de personas son esas que convierten los juzgados en la antesala de un linchamiento? No se pide a los jueces que administren Justicia, sino que se conviertan en verdugos. Y los medios parecen apuntarse al populismo más grosero. Lo que realmente persiguen es una buena foto de Urdangarín, Pujol o Rato entre rejas y todo lo demás da lo mismo. Así ocurrió con Mariano Rubio, Mario Conde, Javier de la Rosa, José María Ruiz Mateos?

Ansias de venganza de parte de la sociedad que, de alguna manera, recuerdan la película de Arthur Penn La jauría humana (1966), magníficamente interpretada por Marlon Brando, Robert Redford y Jane Fonda. Cuando vemos a toda esa gente a la puerta del juzgado gritar, increpar o escupir a los acusados o difundir memes con chistes o escarnios amparándose en el anonimato es difícil no tener miedo a la masa, a una verdadera jauría humana.

Este tipo de comportamientos colectivos no es exclusivo ni de España ni de esta coyuntura donde existe un malestar acumulado por la crisis y la corrupción. Los linchamientos morales, escraches, humillaciones públicas, penas de telediarios o como se quieran llamar siempre han existido. Afortunadamente, siempre aparece un sheriff o un juez dispuesto a hacer lo correcto.

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