Sociedad

Cuando el sexo sabe a helado: ¿qué es el sexo vainilla?

Cada pareja es un mundo, dice la cultura popular. Sexualmente, también. Sin embargo, desde los años 80 se acuñó un término caído en desuso y que ha vuelto a golpear con fuerza a raíz de la nueva moda del bondage y sadomasoquismo impulsado por el éxito editorial y cinematográfico de Cincuenta sombras de Grey.

Se trata del 'sexo vainilla', una práctica que recurre sabiamente a la gastronomía para buscar la descripción perfecta de su contenido. Ya lo explicó un activista de BDSM (que incluye el sexo Bondage, Disciplina, Sadismo y Masoquismo): entras en una fabulosa heladería con mil sabores para elegir. Pistacho, lichi, mandarina, yogur con fresas y brownie, crema catalana, chocolate con arándanos... Y al final, pides un cucurucho sabor vainilla. El de siempre, el que no supondrá ningún reto ni conllevará sorpresa alguna.

Pues así es el sexo vainilla. Según Wikipedia y el Urban Dictionary, se trata de una práctica sexual considerada convencional según lo que se entienda como tal en la sociedad y cultura de un lugar y momento determinado. Es decir, en la sociedad occidental contemporánea, se entendería por sexo vainilla la postura del misionero entre una pareja heterosexual, sin apenas preliminares, practicado en la cama y en la oscuridad de la noche.

Misionero en la cama a oscuras

Horarios rígidos, mismos lugares, misma postura y nula creatividad son los componentes, en definitiva, del sexo que muchos piden al llegar a la heladería.

También existen diferencias entre lo que se considera sexo vainilla en parejas heterosexuales y homosexuales. En las primeras, sería la postura del misionero. En las segundas, se refiere a sexo no invasivo.

Este concepto deriva en otro, el de la 'pareja vainilla' (vanilla partner), que alude a uno de los miembros de la pareja que no está dispuesto a descubrir nuevas prácticas sexuales y es quien sigue arrastrando al otro a su sexo vainilla de siempre.

La definición de este tipo de sexo también se realiza por exclusión; es decir, el sabor vainilla es el que no incluye prácticas sadomasoquistas ni fetichistas. Sin embargo, algunos críticos sobre la radicalidad de este concepto defienden un punto intermedio. La exploración de la sexualidad incluye los cambios de lugares en los que practicarla, recrearse con la sensualidad de algunas prendas o la invención de juegos sexuales con o sin juguetes.

Pero en definitiva, el sexo vainilla solo se relaciona con la normalidad en tanto en cuanto esta pueda etiquetarse, por lo que, en realidad, se trata de una simple apariencia de lo que la sociedad considera normal.

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