Sociedad

El obispo de Alcalá tiene soluciones contra la homosexualidad "si la práctica no está enraizada"

Juan Antonio Reig Plá. Imagen: Archivo

"Hay esperanza... es posible superar las dificultades personales con dirección sexual... Muchos casos, si no están enraizados, pueden tener resultados positivos con una terapia apropiada". Esos son los consejos que brinda el Obispado de Alcalá, representado por monseñor Juan Antonio Reig Plá, en un trabajo elaborado por la Conferencia Episcopal española. Los gays piden la dimisión de Reig.

La web del obispado de Alcalá de Henares así lo constata. Introducción y recursos para laicos, religiosos y religiosas, diáconos y sacerdotes plasmados en una publicación eclesiástica titulada La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar, rubricada por la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española.

El citado documento cimienta su espíritu en "diez elementos fundamentales", lo que en la práctica supone la acción de la iglesia para ayudar a los homosexuales.

Los diez elementos

"Los hombres y las mujeres del mismo sexo deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadez... La inclinación sexual de este tipo debe considerarse objetivamente desordenada... Los actos sexuales entre personas del mismo sexo no pueden recibir aprobación en ningún caso", rezan los primeros puntos de este decálogo.

Con un tono más conciliador, el Magisterio de la Iglesia Católica remarca a los homosexuales "la esperanza y la posibilidad de superar las dificultades personales". Eso sí, "los padres  -advierten- deben buscar ayuda cuando sus hijos admitan su inclinación, de personas cualificadas, ya que -remarca el ideario religioso-, muchos casos, cuando la práctica no es enraizada, pueden tener resultados positivos con una terapia apropiada".

Fuera del Reino

En contraste, el mencionado análisis aprovecha el pensamiento del aspostol Pablo dond éste afirma que "serán excluidos del reino de los cielos los impuros, idólatras, adúlteros, afeminados, homosexuales, ladrones, avaros, borrachos, ultrajadores y rapaces". Esta condena ?continúan los principios, citados por el concilio de Trento 88? enumera como pecados mortales, o prácticas infames, algunos comportamientos específicos cuya voluntaria aceptación impide a los creyentes tener parte en la herencia prometida. En efecto, cuerpo y alma -redunda la Iglesia española- son inseparables: en la persona, en el agente voluntario y en el acto deliberado, están o se pierden juntos".

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