
La nueva ley de Educación del ministro José Ignacio Wert aporta como novedad la competición entre los centros escolares como revulsivo para catapultar la calidad académica en los mismos.
En un modelo copiado de los que ya se practican en países como EEUU, Inglaterra o Chile, según relata el diario El País, la nueva ley de Educación abre la puerta a que los colegios puedan ser escogidos libremente por los padres, para lo que contarán con una información extra basada en la calidad.
Los resultados académicos de los alumnos de los centros y la especialización de los mismos serán publicados en un 'ranking' que servirá a los padres para seleccionar los colegios, en detrimento del anterior criterio de proximidad de las escuelas.
El 'ranking' favorece que los colegios entren en una competición por mejorar sus resultados y especializarse en distintas áreas -curriculares, de alumnado específico-, lo que les permitirá recibir mayores recursos del Estado y ser elegidos por una mayor cantidad de familias.
El doble filo de la competición
La competición por los recursos, de esta manera, tendrá que responder a resultados específicos obtenidos, o lo que es lo mismo, implicará una "rendición de cuentas", en palabras de la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio.
Desde comunidades autónomas con gobiernos socialistas, el factor competición ha desatado las alarmas debido a la desigualdad que denuncian, podría generar. Según el PSOE, esto podría abrir la veda a la existencia de centros de primera, que destaquen por la excelencia académica y con alumnos aventajados, y otros de segunda clase, que quedarían relegados a los alumnos con dificultades.