
La reciente medida del Gobierno de regular las temperaturas en los establecimientos públicos sigue creando polémica. Los comerciantes se oponen firmemente a tener que moderar la temperatura en sus locales y ya han llegado a calificar de "chorrada" la iniciativa.
Pocos están conformes con la medida tomada por el Gobierno. El decreto que obliga a limitar las temperaturas en lugares públicos, a no más de 21 grados en invierno, y no menos de 26 en verano, y además regula la humedad relativa del aire (que deberá situarse entre el 30% y el 70%) se aprecia desde el sector como una medida arbitraria e inútil.
El presidente de la Asociación Empresarial de Comercio Textil y Complementos (Acotex), Borja Oria, detalla este sábado, en declaraciones al diario El Mundo, todas las incongruencias en las que cae el recién aprobado decreto. La conservación de los congelados y los productos perecederos podría sufrir dificultades con la nueva medida, e incluso, podría darse el caso de que "bajar la temperatura a 21 grados [en invierno] podría suponer poner el aire acondicionado".
Reclaman ayudas para la optimización energética
Oria reclama otras prioridades energéticas para su sector. Deja claro su interés por reducir la tarifa eléctrica, pero considera que, en este momento, el Gobierno debería centrarse en "incentivar el consumo y facilitar el acceso a las líneas de financiación".
También Emilio Fraile, secretario general de la Confederación Española del Comercio (CEC) se preocupa por otros elementos antes que por la limitación de temperaturas. Cree que el Gobierno debería "dotar a los comercios de unas instalaciones eléctricas más eficientes y que reduzcan la emisión de CO2", y reclama para ello ayudas económicas que les ayuden a optimizar sus instalaciones.
Pero la visión más realista del asunto la dan los propios comerciantes, que ven como sus clientes buscan cobijo en invierno y aire fresco en verano. Algo que, con la aprobación de este decreto, pasaría a ser una quimera.