Dentro de la Europa emergente, el crecimiento y la inflación siguen manteniendo trayectorias divergentes. Los países de Europa central y oriental, especialmente aquellos orientados hacia las exportaciones como Hungría y la República Checa, se benefician del final del desapalancamiento y una desinflación similar a la de la eurozona, mientras que Turquía y Rusia experimentan un crecimiento por debajo del potencial y una elevada inflación.
La trayectoria descendente provocada por las sanciones y las restricciones a las importaciones de Rusia, así como el debilitamiento de la eurozona, suponen dificultades para Europa central y oriental, lo que provocará una recesión secuencial (excluyendo a Turquía). Las monedas locales deberían debilitarse, y las tensiones geopolíticas sugieren que se deben evitar los activos rusos.
Por Rachel Ziemba, Maya Senussi, Jennifer Hsieh y Mike Liu