La perspectiva para Asia, al igual que para el resto del mundo, es cada más divergente a medida que las dos principales economías de la zona (Japón y China) se han ido desacoplando y la legislación y las políticas internas han ido variando.
El casi estancamiento de las importaciones por parte de China supone un lastre para sus socios comerciales, especialmente los productores de las materias primas mineras como Australia e Indonesia y los productores de bienes de capital como Corea del Sur.
En Japón, el PIB se está recuperando gradualmente del impacto sufrido por la subida del impuesto sobre el consumo, y el aumento de los salarios está favoreciendo el consumo y las importaciones, lo que supone en cierta medida está ayudando al resto de Asia. En la India, Indonesia, Corea del Sur y Tailandia la situación seguirá estando dominada por la legislación y las nuevas políticas.
Por Don Hanna
