Un programa de mejora continua para los trabajadores permite a la empresa ahorrar unos seis millones de euros anuales en sólo tres años de funcionamiento.
Los trabajadores del sector del agua, especialmente los ingenieros, tienen muy a gala su vocación de servicio. Son conscientes de que trabajan con un bien indispensable para prácticamente todo, desde el abastecimiento urbano hasta la conservación del medio ambiente, pasando por la producción de bienes y servicios, y suelen enfocar sus habilidades y conocimientos en la mejora continua de su labor. Un buen ejemplo de ello es lo que está sucediendo en las centrales hidroeléctricas de Endesa.
Los canales hidráulicos tienen la mala costumbre de llenarse de algas, lo que disminuye el caudal máximo que pueden transportar y afecta a la producción eléctrica de las presas. Pensando sobre el asunto, a Julián Alberto Alonso se le ocurrió que podía diseñar una máquina que evitase tener que armar una brigada con escobillones y detergentes para limpiarlos, y se lo propuso a la empresa.
Tras echar las cuentas, resultó que su invento requería una inversión inicial de 35.000 euros y un coste anual de 18.000, a cambio de lo cual se conseguía un ahorro de 144.167 euros anuales. En el plazo de un año, su idea se hizo realidad.
Una tubería forzada -la que lleva el agua a presión desde un canal o embalse hasta la entrada de la turbina- de las centrales de Dílar y Ronda, en Granada, estaba agrietada.Y Rafael Zafra pensó que se podría reparar utilizando composites cerámicos.
En esta ocasión bastaron sólo seis meses, y 100.000 euros anuales, para materializar el proyecto, que ofrece un retorno de la inversión del 18,23 por ciento en 20 años.
Además, el sistema es válido para actuar en territorios protegidos donde no se pueden utilizar las técnicas convencionales de reparación de tuberías porque no hay forma de transportar los equipos necesarios; igualmente, sirve en aquellos casos en que no se puede detener la central.
A Manuel Molina se le encendió la bombilla al ver que los caudales ecológicos correspondientes a los embalses de cuatro centrales andaluzas -Iznájar, Tranco, Orellana y Zújar- no se aprovechaban para ser turbinados y producir electricidad. Y llegó a la conclusión de que se podrían determinar unos caudales mínimos de explotación, de forma que, además de cumplir con las exigencias de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, se obtuviese beneficio para la compañía.
Era todo un reto, porque los equipos no estaban preparados para trabajar con tan poca agua. En la actualidad, la maquinaria sufre, pero compensa económicamente.
Plan Byem: 'Busca y Encuentra Mejoras'
Esos tres casos concretos son buenos ejemplos de los 166 proyectos que la Dirección de Producción Hidráulica de Endesa ha acometido como resultado del Plan Busca y Encuentra Mejoras (Plan Byem), iniciado en 2010.
Entre ahorros de costes y mejoras de ingresos, el Plan ha permitido que la empresa aumente los resultados en más de seis millones de euros anuales de forma recurrente.
A la vista de los frutos obtenidos, Endesa se está planteando replicar la iniciativa en el resto de centrales de generación de España. "Lo empezamos en las centrales hidroeléctricas, por el tipo de gente que trabaja en ellas", comenta Carlos Temboury, director de Producción Hidráulica de la empresa, antes de añadir que "no hay plazos establecidos para aplicarlo en las demás tecnologías; aún se están definiendo las acciones".
El Plan Byem es definido por la empresa como un sistema interno de promoción de ideas, que tiene como objetivos principales la búsqueda y puesta en valor de mejoras en todos los procesos e instalaciones de producción hidráulica, fomentar la cultura de mejora en la organización, y hacerlo de forma continua y permanente.
Un sistema abierto a todos los trabajadores
Su operativa, a grandes rasgos, es la siguiente: se nombra un responsable en cada una de las unidades de producción regionales en que se distribuyen las 132 centrales de la empresa: Pirineos, Noroeste y Sur.
Dicho responsable se encarga de facilitar, coordinar y canalizar las propuestas de sus compañeros hacia la Dirección. Ésta, una vez que las ha recibido, designa a otras personas para que se encarguen de estudiar cada una de ellas y hacer el seguimiento de su eventual implantación.
En contra de lo que pudiera parecer, el Plan no tiene personas asignadas en exclusividad. "Está abierto a todos y a todas las propuestas" dice Temboury, quien subraya que las tareas deben asumirse como una actividad más dentro de los quehaceres de cada uno. Y, efectivamente, las ideas, como no podía ser menos, brillan mientras se está trabajando, al analizar las incidencias, durante las reuniones de coordinación, mientras se desarrolla una campaña específica...
Las propuestas se pueden trasladar a la empresa con el grado de estudio o el nivel formal que el interesado considere oportuno; basta con informar al responsable de la Unidad de Producción de qué cosa o qué proceso se podría, a su juicio, mejorar.
Todas las propuestas se vuelcan en un registro de la intranet de la empresa para hacer las labores de seguimiento y control, así como archivar toda la documentación generada.
Este archivo está abierto a todas las personas de Producción Hidráulica, de modo que se facilita su análisis y su posible aplicación en otras situaciones, ya sea en otra instalación con problemas similares o, incluso, en otras tecnologías cuya problemática pueda solucionarse con la idea aportada.
Se desestima menos del 10 por ciento de las propuestas
Durante los primeros tres años de funcionamiento del Plan, unos 85 empleados -el 18 por ciento de la plantilla de la unidad, compuesta por 481 trabajadores- han hecho 286 propuestas, de las que ya se ha implantado el 58 por ciento.
"Hay personas -afirma Temboury- que tienen muchas más ideas que otras; el récord lo tiene uno de los trabajadores, con 19 propuestas presentadas".
Hasta el momento, la puesta en marcha del Plan ha exigido una inversión de 3,51 millones de euros, que están rindiendo 5,93 millones de euros anuales, más otros 1,37 millones de aportación puntual.
"Nos hemos sorprendido -dice Temboury- de la gran aceptación que ha tenido el programa, sobre todo al principio; luego, como es lógico, el número de propuestas se ha ido reduciendo. Sin embargo, este año, hasta el mes de junio, ya había 60 ideas nuevas".
Todavía hay 93 propuestas pendientes de implantar, que, de acuerdo con los análisis realizados, requerirán una inversión de 600.000 euros y aportarán 450.000 euros anuales. De todas las propuestas presentadas, la compañía sólo ha desestimado 27, apenas el 9,4 por ciento.
La seguridad laboral, asunto destacado
La compañía ha querido dotar al Plan de un alcance global para que afecte a todas las actividades, desde los procesos de gestión y mantenimiento de las instalaciones hasta los relacionados con la calidad del agua. En muchos casos la incorporación de nuevas tecnologías ocupan un lugar destacado, como las cámaras de vigilancia.
Sin embargo, la seguridad laboral ocupa el primer puesto: nada menos que 103 mejoras -tanto para la seguridad de las personas como de los equipos- se habían implementado hasta finales del año pasado; además, se habían detectado otras 33 mejoras potenciales.
Sin incentivos, pero sin trabajo adicional
Carlos Temboury comenta que Endesa se pensó mucho la posibilidad de establecer algún tipo de incentivo para que los trabajadores aportaran más ideas de mejora. Al final se descartó hacerlo, "porque podía generar conflictos y sería separarlo de la obligación laboral de cada uno".
Eso sí, las propuestas que surgen tampoco suponen un trabajo extra para las personas que las han alumbrado, porque ello sería contraproducente; simplemente, el trabajador expone su ocurrencia y el procedimiento sigue su curso, hasta que se descarta o se materializa.
Ahora bien, tanto éxito ha tenido la iniciativa, que la empresa ha organizado un concurso para los mejores proyectos, con un viaje de fin de semana como premio.