La fecha límite del 30 de julio para el periodo de gracia se alcanzó sin que se alcanzase un acuerdo entre el gobierno argentino y los acreedores que no se han acogido a la reestructuración. Tampoco se concretó un aplazamiento de última hora, algo que todavía era una opción viable y hubiese permitido a Argentina realizar los pagos del cupón del 30 de junio y seguir negociando sin la amenaza de la cláusula RUFO. El final de la fecha límite vino marcado por la rebaja de la calificación de la deuda extranjera de Argentina a "impago selectivo" por parte de S&P. Un impago prolongado daría lugar a una presión a la baja sobre el peso, y probablemente a una subida de los intereses a nivel nacional, lo que afectaría a las ya frágiles perspectivas para la actividad económica.
Por Joao Pedro Ribeiro