Algunos observadores especulan con que la (humillante y dolorosa) derrota de Brasil en las semifinales del mundial podría perjudicar a la presidenta Dilma Rousseff en las elecciones de octubre pero en nuestra opinión sigue siendo la favorita por un escaso margen. El gobierno habría salido favorecido lógicamente por una victoria en la Copa del Mundo pero los candidatos de la oposición no pueden culpar realmente a Rousseff por el inexplicable apagón de los treinta primeros minutos del partido contra Alemania. Además, el riesgo real del torneo para el gobierno de Rousseff (el colapso operativo) se ha evitado hasta entonces y la probabilidad de una metedura de pata logística disminuye a medida que se acerca la final.
Por Joao Pedro Ribeiro.