Tras el rechazo del Tribunal Supremo de EEUU del recurso de su deuda a mediados de junio, Argentina cuenta con un periodo de gracia de treinta días para evitar el impago de su deuda reestructurada. Tanto el gobierno argentino como sus acreedores holdout tienen muchos incentivos para llegar a un acuerdo en las conversaciones actuales y nuestro caso base incluye un acuerdo. Aun así, ese desenlace no puede darse por supuesto dada la propensión del gobierno argentino a tomar decisiones extrañas. Los diferenciales de la deuda externa argentina se encogieron a mínimos de tres años a finales de junio y principios de julio tras la noticia del inicio de las negociaciones con los holdouts y dejan poco margen para más ajustes.
Por Joao Pedro Ribeiro.