La Organización Internacional para la Estandarización acaba de crear la norma técnica de referencia para calcular la 'huella hídrica', esto es, las necesidades de agua durante todo el ciclo de vida de un producto o servicio.
¿Sabía que para disponer de un kilo de huevos frescos hacen falta 3.300 litros de agua? ¿O que una manzana precisa 150 litros? ¿O que 100 gramos de chocolate exigen 1.700 litros? Se trata de datos sorprendentes para la mayoría de los mortales, cuyo cálculo se ha hecho teniendo en cuenta la cantidad de recurso hídrico que es necesario para producir esos bienes durante todo su ciclo de vida, esto es, su huella hídrica.
Cuando El Corte Inglés anuncia que ha reducido su consumo de agua más del 10 por ciento entre 2010 y 2011 no tiene en cuenta ese análisis. Tampoco Heineken, cuando informa de que en los últimos cinco años ha reducido su consumo de agua un 27,7 por ciento en las fábricas de Madrid, Sevilla, Valencia y Jaén. En ambos casos, más conservadores, las empresas dan cuenta de la reducción del consumo de sus procesos productivos.
En el caso de la cerveza, un estudio elaborado por SABMiller -uno de los mayores grupos cerveceros del mundo, con 189 marcas diferentes- y la ONG ambiental WWF, indica que la huella hídrica de un litro de cerveza es de 180 litros de agua en Tanzania, 155 en Suráfrica y 61 en Perú y Ucrania. ¿Por qué? Pues porque, a diferencia del cálculo de Heineken, aquí se ha considerado el agua necesaria para cultivar el lúpulo, la cebada y otros ingredientes, que suman el 89 por ciento de las necesidades totales de la bebida espumosa.
Cálculos complejos, con muchas variables
"El consumo de agua varía mucho entre países, por las afecciones climáticas y las técnicas empleadas, las cuales condicionan a su vez el rendimiento obtenido" aclara Alberto Garrido, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid, que ha participado recientemente en un proyecto para la Fundación Botín y su Observatorio del Agua sobre la huella hídrica del algodón en España.
De acuerdo con este análisis, elaborado a partir de las explotaciones de algodón en las cuencas del Guadalquivir, Guadalete y Barbate -entre 90.000 y 63.000 hectáreas de cultivo-, fabricar un pantalón vaquero en España requiere entre 2.130 y 3.078 litros de agua.
Cada kilo de fibra de algodón -en este caso fabricado por Tavex, Tejidos Royo y Textil Santamaría- exige 778 litros, cantidad que aumenta si se explota algodón de secano, porque ésta rinde menos que el algodón de regadío. Un olivar de secano, por ejemplo, precisa 1.900 litros por kilo de aceituna, mientras que uno de regadío sólo 1.300 litros.
Huella hídrica, un indicador con sólo 12 años de vida
Debemos el concepto de huella hídrica a Arjen Hoekstra, un profesor del Instituto para la Educación del Agua de la Unesco, quien lo inventó en 2002, y se define como el volumen total de agua dulce usado para producir los bienes y servicios que consume un individuo o una comunidad. Gracias a él, se puede establecer la situación de consumo o afectación de los recursos hídricos y desarrollar estrategias que permitan su optimización y la reducción de los impactos ambientales asociados.
Para establecer la huella hídrica de un proyecto o una organización se ponderan tres tipos distintos de agua: la azul, la verde y la gris. Por agua azul se entienden los recursos hídricos dulces que hacen falta para el fabricar un producto o prestar un servicio, el agua verde atiende a la evaporación que se experimenta durante los procesos y el agua gris se refiere al agua que se contamina como resultado de los procesos.
Lo más frecuente es que sean las empresas las que calculen su huella hídrica, tanto para disminuir su consumo del recurso y aumentar su eficiencia, como para conocer su impacto ambiental, minimizarlo y, si lo desea, compensarlo con actuaciones concretas. Sin embargo, también los estados se han preocupado de conocer su huella hídrica, España entre ellos.
Según los cálculos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, la huella hídrica de cada español, en 2001, era de 6.269 litros diarios; la del país ascendía a 92.668 hectómetros cúbicos anuales. De todo ese volumen, más de 20.000 hectómetros cúbicos estaban más allá de nuestras fronteras, porque correspondían al agua necesaria para fabricar los bienes que importamos y los servicios que nos prestan desde el extranjero.
De la huella hídrica al 'agua virtual'
La relación del agua en la balanza comercial de un país o de una organización ha dado lugar al concepto de agua virtual, que también se emplea como indicador de la sostenibilidad hídrica. En el caso de España, el agua virtual de nuestras importaciones está muy repartida, y se origina sobre todo en Europa y Latinoamérica, mientras que el agua virtual de las exportaciones se queda en Europa, nuestro mercado de referencia, en un 91,1 por ciento.
Sin embargo, desde que lo inventara el profesor Hoekstra, hace sólo 12 años, han proliferado los métodos de cálculo de la huella hídrica y los resultados que se obtienen varían mucho en función de la metodología empleada. Por consiguiente, el análisis de un kilo de carne de vacuno puede arrojar un resultado menor de 9.000 litros o de casi 70.000.
Por eso, hace cuatro años, la Organización Internacional para la Estandarización se puso manos a la obra para diseñar una norma técnica de aplicación universal que unifique todos los cálculos, algo necesario para disponer de esquemas y certificados aplicados al agua. El resultado ha sido la ISO 14.046, aprobada a inicios de junio, en la que han trabajado 40 expertos de 20 países diferentes.
La ISO 14.046 sigue los pasos de las normas ISO 14.064, sobre gases de efecto invernadero, y la ISO 14.067, relativa a la huella de carbono; se aplica a productos, servicios y organizaciones, y está basada en el análisis de ciclo de vida, de acuerdo con la norma de referencia en la materia, la ISO 14.044.
El valor de la huella hídrica derivada de la ISO 14.046 se da en forma de impactos, pero resulta complicada de aplicar, en opinión de los expertos. Por eso se está preparando un anejo, que se basará en la norma ISO 14.072, también sobre el análisis del ciclo de vida, aún pendiente de aprobar.
Aenor prevé publicar la ISO 14.046 durante el verano.