Aunque España está en medio de una recuperación generalizada, las presiones desinflacionistas, consideradas como una consecuencia del proceso de devaluación interna, suponen una amenaza para la sostenibilidad de su deuda pública, junto con la solvencia del sistema bancario. Los bancos se están recuperando, pero la elevada y cada vez mayor incidencia de los préstamos morosos (en parte como consecuencia de la elevada tasa de desempleo) es otra señal de vulnerabilidad. La consolidación fiscal a nivel nacional y las reformas estructurales también han ayudado a que los rendimientos de la deuda soberana española sean mayores que los de los bunds alemanes y los BTP italianos. Podemos observar un cierto valor residual en los bonos españoles antes de la flexibilización cuantitativa del BCE: es probable que algunos inversores recojan beneficios cuando el rendimiento a 10 años se acerque a nuestro objetivo para finales de 2014 del 2,5%.
Por Brunello Rosa.