Si bien las decisiones del BCE este mes podrían suponer una decepción para los mercados, es probable que realice una flexibilización mucho mayor dentro de este mismo año: a corto plazo (entre 3 y 6 meses), este cambio será más propicio para la renta variable de la periferia (frente a la del núcleo) y favorecerá a la renta variable francesa frente a la alemana.
Creemos que el apoyo a más largo plazo (6-18 meses) vendrá dado por un repunte en el ciclo de los beneficios empresariales de la eurozona, que actualmente se encuentra en un punto de inflexión.
Dicho esto, no esperamos que los beneficios alcancen los niveles anteriores a la crisis en el plazo de los próximos tres años. Prevemos un rendimiento del 10-12% para la renta variable de la eurozona durante los próximos 12 meses, y mantenemos nuestra posición alcista con respecto a estos activos, tanto en términos absolutos como dentro del panorama de los mercados desarrollados.
Por Ibrahim Gassambe