Nuestros conversaciones con altos funcionarios nos dan a entender que el gobierno pretende convencer a la Unión Europea para que acepte las reformas estructurales italianas a cambio de una reducción más lenta de la relación entre la deuda y el PIB a partir del año 2015. Las anunciadas reformas del lado de la oferta (y estructurales) italianas también son fundamentales para convencer a Alemania para que apoye el programa de flexibilización cuantitativa del BCE. Si la flexibilización cuantitativa comienza en junio, tal como esperamos, es probable que el rendimiento de los BTP a 10 años descienda hasta el 2,5% a finales de año (aunque es improbable que el programa de flexibilización cuantitativa incluya compras de BTP). Además, la renta variable italiana (que ya se encuentra entre las que han obtenido mejores resultados en todo el mundo durante este año) debería beneficiarse de los efectos de la reestructuración de las carteras, así como de los efectos idiosincráticos relacionados con el determinado planteamiento reformista del primer ministro Matteo Renzi.
Por Brunello Rosa y Nouriel Roubini.