El nuevo acuerdo fiscal en China debería permitir el desapalancamiento gradual de los gobiernos locales, un proceso que no será totalmente compensado por el gasto del gobierno central, lo que provocará una leve contracción de la inversión en infraestructuras. El mercado inmobiliario chino se está debilitando, tal como se esperaba, pero el gobierno evitará una contracción en la construcción de nuevas viviendas con el fin de proteger el "límite inferior" del 7% de crecimiento. Las inversiones improductivas ejercerán una presión cada vez mayor sobre el sector financiero, lo que provocará el incumplimiento de pagos de algunos fondos y hará que la morosidad se multiplique por dos. No obstante, la probabilidad de una crisis sistémica sigue constituyendo únicamente un riesgo de evento excepcional, aunque bastante importante, con un 20% durante los próximos dos años. Esta incertidumbre afectará a los activos chinos, y la renta variable obtendrá unos rendimientos inferiores. El CNY ha dejado de ser una apuesta segura: se espera un aumento de la volatilidad y un cierto debilitamiento en 2015.
Por Adam Wolfe.