
"¿Te ocupas de las contraportadas? Debe de ser bonito", comenta a la reportera antes de empezar la entrevista, que tiene lugar en la nueva sede de la agencia en Madrid, en la calle Lagasca. José Antonio Llorente trabajó en la agencia Efe pero pronto se pasó al bando de la comunicación corporativa y fundó Llorente & Cuenca, que hoy da trabajo a más de 300 personas y facturó 18 millones de euros en 2012. Vive en Sao Paulo (Brasil), ya que el 65 por ciento de los ingresos del grupo viene de Latinoamérica, y su objetivo es duplicar el tamaño de la compañía de aquí a 2019.
Estudió Periodismo y le gusta la idea de hacer entrevistas. ¿Se arrepiente de haber elegido la comunicación y no la prensa?
No, no lo echo de menos. En la vida debes elegir y mi profesión es extraordinaria. Estoy muy contento de hacer lo que hago.
Tiene una importante presencia en América Latina. ¿Es difícil salir al exterior?
La internacionalización requiere peso y fondo. Es una apuesta, una inversión por la que no obtienes resultados inmediatos.
Sus próximos objetivos son...
Además de Chile, Uruguay, Paraguay, Costa Rica... y todo el mundo que habla español en EEUU. También China, donde tenemos una joint venture poco desarrollada; India, el norte de África...
Supongo que, hoy más que nunca, el cliente mira cada céntimo.
Eso siempre ha sido así. Lo que ha hecho la crisis es poner mucha presión sobre si lo que haces genera valor o no.
¿En tiempos de bonanza hubo una 'burbuja' de agencias que ahora han tenido que cerrar?
No lo creo. El mercado no tiene límites; puede haber tantas agencias y buenos profesionales como seamos capaces de generar; habría trabajo para todos.
No parece que haya trabajo para todos, ya que son muchos los profesionales en paro.
Yo creo que sí. En Llorente y Cuenca Madrid somos cien y, si fuésemos capaces de encontrar otros cien tan buenos como los que tenemos, habría trabajo para ellos.
¿Una mala comunicación puede hundir a una empresa?
Sí, claro. Ese es uno de los grandes cambios de nuestro tiempo. Antes, el negocio de las empresas era hacer productos y ponerlos en el mercado a un precio razonable. Hoy, han entrado en juego la reputación y el afecto.
¿Qué campaña le gustaría desarrollar?
Me gustan los retos. Merece la pena pensar en cómo hacer que catalanes y resto de españoles nos apreciemos más. Sea desde el punto de vista de la Generalitat o el del Gobierno, es un gran desafío.
¿Qué empresa necesita un cambio en la forma de comunicar?
No voy a señalar ninguna en concreto, pero el sector financiero tiene que hacer un gran trabajo para recuperar la confianza de los clientes. Y la sanidad privada debe replantear cuáles son sus ventajas en el contexto del sistema nacional de salud.