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"En la revisión del Plan Hidrológico habrá que incluir inversiones más realistas"

Francisco Marín no tiene dudas sobre qué actuaciones reclaman una mayor atención en la compleja tarea de gestionar una cuenca. "Galicia es el país de los mil ríos", dice parafraseando a Álvaro Cunqueiro.

¿Cuáles han sido los principales hitos alcanzados durante los dos años que lleva en el cargo?

Sin duda haber sacado adelante el Plan Hidrológico de nuestra demarcación. España había acumulado un importante retraso en el proceso de planificación delimitado por la Directiva Marco del Agua y existía cierta urgencia en este sentido.

Por eso nos pusimos manos a la obra y en abril de 2013 nos convertimos en la primera cuenca intercomunitaria -afecta a más de una comunidad autónoma- en tener un programa aprobado. Paralelamente hemos logrado desatascar la resolución de expedientes de concesiones de vertidos, autorizaciones, etcétera.

Como otras demarcaciones, la del Miño-Sil también tenía que ser capaz de resolver estos trámites administrativos de forma más rápida. Para ellos nos propusimos el objetivo de dar salida en un año a tantos expedientes como los que entran.

La CHMS ha iniciado el periodo de exposición pública para revisar el plan de cuenca aprobado el año pasado, ¿esperan cambiar muchas cosas?

Lo cierto es que el documento que estamos preparando será más espartano que el plan inicial, tendrá muchas menos páginas y será más realista. En este tipo de informes suelen incluirse unos volúmenes de inversión que después son muy difíciles de acometer y eso es lo que queremos evitar ahora.

En el primer plan incluimos 1.000 millones de euros en inversiones de los que hasta la fecha se ha ejecutado alrededor de un 35 por ciento sin que podamos garantizar que el resto vaya a invertirse. Por eso vamos a reducir las inversiones, para asegurarnos de que éstas tengan muchas posibilidades de llevarse a cabo.

¿Qué otras modificaciones están previstas en esa revisión del plan hidrológico?

Hemos detectado alrededor de 25 actuaciones que es importante llevar a cabo cuanto antes. Por ejemplo recuperar las masas de agua que no están en buen estado. En nuestra cuenca hemos contabilizado 278 masas de agua de las que 78 no alcanzan el nivel deseable bien sea por contaminación difusa, alteraciones geomorfológicas, el abandono de la actividad minera en lugares como el Alto Sil, etcétera.

Otro campo en el que tenemos que intervenir es el de la presión en tomas de agua. La población dentro de esta demarcación esta muy diseminada y eso dificulta el suministro.

La demarcación del Miño-Sil ha estado caracterizada tradicionalmente por los aprovechamientos hidroeléctricos, ¿hay alguna iniciativa prevista en esta manteria?

Aquí hay dos cuestiones importantes. Por un lado, dado que muchas de las presas para el aprovechamiento hidroeléctrico que hay en esta cuenca son concesiones de los años sesenta, cuando el concepto caudal ecológico apenas se había madurado, vamos a poner en marcha un proceso para que esas en concesiones o en la renovación de las mismas implanten caudales ecológicos concertados.

Por otro lado, la confederación ha decidido aprovechar directamente algunas infraestructuras hidroeléctricas que durante un tiempo estuvieron en explotación y ahora han sido abandonadas. Este es el caso de una central abandonada de Fuente del Azufre en Ponferrada. Así podremos generar ingresos para el organismo que luego revertirán en actuaciones en el dominio público.

¿Han hecho cálculos de cuánto costaría rehabilitar esta planta y que ingresos se obtendrían?

Hemos calculado que haría falta una inversión de 1,5 millones de euros. Los ingresos estimados, por su parte, son de 400.000 euros anuales.

La CHMS está preparando un mapa con las zonas de peligrosidad y riesgo de inundación en la cuenca, ¿qué conclusiones han obtenido hasta ahora?

Siguiendo las indicaciones de la directiva europea de inundaciones hemos procedido a identificar los tramos de los ríos que por sus características son susceptibles de desbordamientos que afectarían tanto al medio ambiente como al patrimonio cultural, a los núcleos urbanos y a cualquier actividad económica.

Todas estas zonas, conocidas como Áreas con Riesgo Potencial Significativo de Inundación (Arpsi), suman en total dentro del ámbito de la confederación cerca de 756 kilómetros. Unos 460 kilómetros pertenecen a zonas de riesgo y el resto a áreas que también pueden resultar inundadas pero que es menos probable. Ya con las Arpsi identificadas, antes de 2015 tendremos listos los planes de gestión para estas zonas.

Pasando al ámbito nacional, el Gobierno tiene previsto lanzarse este año a negociar un Plan Hidrológico Nacional, ¿es ésta una misión imposible?

Soy optimista en cuanto a la posibilidad de alcanzar un amplio consenso en este sentido. Primero hay que terminar todos los planes de cuenca para saber bien las necesidades y las características de cada una y así poder sentar las bases de un acuerdo con criterios estrictamente técnicos. En el fondo, estamos obligados a tener un plan hidrológico nacional.

¿Cómo se gestionan los riesgo durante lluvias tan intensas como las del pasado mes de enero en Galicia?

Tenemos parametrizados tres niveles de alerta. El primer es activación, que es el que tuvimos el mes pasado, después está el de prealerta y el la alerta. El nivel de alerta se alcanzó por última vez hace 13 años en Orense.

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