La interminable saga política italiana parece estar llegando a un punto de inflexión con Matteo Renzi, el líder del partido democrático de centro izquierda (PD) dispuesto a desplazar a Enrico Letta como primer ministro en los próximos días. El ascenso de Renzi podría tener repercusiones positivas en la economía a corto plazo, con una oportunidad de compra táctica de bonos soberanos y títulos italianos. El nuevo gobierno seguramente empujará más las reformas y asumirá un planteamiento pro-crecimiento de los asuntos económicos (quizá a costa de la disciplina fiscal), impulsando de paso la confianza. Sin embargo, algunos factores positivos podrían compensarse con la supuesta falta de legitimidad popular del gobierno y los numerosos riesgos engendrados por el traspaso de poderes.
Por Brunello Rosa