El rápido ascenso de los precios de la vivienda en Brasil, sobre todo en Río de Janeiro y Sao Paulo, ha hecho saltar las alarmas sobre una posible burbuja, aunque tres factores pesan en contra: 1) aunque los precios de algunas ciudades brasileñas no guarden relación con los costes de edificación, suelen reflejar el valor de un espacio limitado en zonas densamente pobladas con infraestructuras bien desarrolladas, 2) el país sigue teniendo un importante déficit inmobiliario, que implica una demanda fuerte con el aumento de los salarios y 3) el crédito a la vivienda, aunque se expande deprisa, sigue siendo bastante bajo, con un nivel reducido de morosidad. Además, los precios se han desacelerado recientemente, lo que mitiga la preocupación sobre la amenaza de una burbuja inmobiliaria.
Por Joao Pedro Ribeiro