La pasada semana, Letonia se convirtió en el 18º país en formar parte de la Eurozona, poniendo punto final a un largo proceso de profundización de la integración en Europa y el consiguiente alejamiento de Rusia, la antigua potencia hegemónica en dicho país. La entrada tuvo lugar únicamente cinco años después de que la crisis financiera global obligase a los responsables políticos locales a adoptar un duro programa de austeridad para salvaguardar la paridad de la moneda con el euro. También está previsto que Lituania entre a formar parte de la unión monetaria en 2015, aunque es probable que esto señale el final de la expansión de la Eurozona en un futuro previsible. Aparte de las repúblicas bálticas, ningún otro de los restantes estados miembros de la UE de Europa del este prevé plantear su adhesión al euro a corto plazo, lo que refleja la debilidad del apoyo de los ciudadanos y la persistente preocupación en torno a las deficiencias estructurales de la Eurozona.
Por Jelena Vukotic.