Rendida ante las presiones rusas, la decisión de última hora de Ucrania de suspender los preparativos de un acuerdo de asociación con la UE es un intento de conseguir estabilidad económica a corto plazo a costa de desarrollo a largo plazo. La estrategia ha salido mal y ha provocado protestas masivas y peticiones de dimisión del presidente. Creemos que el riesgo de una crisis monetaria e impago ha aumentado al 40%, de nuestro cálculo anterior del 25%. Aunque Ucrania parecía estar "saliendo del paso" y que acabaría evitando una reestructuración de la deuda en los próximos doce meses, ahora vemos más probabilidades de al menos una reestructuración parcial entre los disturbios sociales, lo que aumenta el riesgo de devaluación desordenada. Se recomienda a los inversores evitar activos ucranianos mientras duren los riesgos políticos.
Por Evghenia Sleptsova.