Desde la crisis de los créditos de junio, los rendimientos de los bonos chinos están siendo impulsados más por los tipos interbancarios que los tipos de depósito oficial dictados por el Banco Popular de China (PBoC). Se trata de un cambio estructural en que los bancos han llegado a depender más de la financiación interbancaria. El problema, aun así, es que el PBoC no tiene un objetivo de tipo oficial a corto plazo que pueda influir en los tipos interbancarios. El sistema financiero chino se está liberalizando con bastante prisa y el PBoC se verá obligado a adoptar herramientas de política monetaria más indirectas, aunque la infraestructura no está implantada todavía. Por ello, la política monetaria seguirá en un embrollo durante varios años, con más volatilidad, un sesgo hacia condiciones financieras más estrictas y más riesgo de crisis financiera o de liquidez.
Por Adam Wolfe.