El gobierno portugués pretende redoblar sus esfuerzos de reducción del déficit y consolidación fiscal el próximo año, debido en parte a la previsión que señala que la economía crecerá a un ritmo del 0,8% (RGE prevé una tasa de crecimiento del 0,4%, mientras que el consenso espera un 0,2%). Para el año que viene está prevista una consolidación fiscal por valor de 3.900 millones de euros, donde los recortes del gasto supondrán cerca del 90% de esta cifra (que incluirá reducciones de los salarios del sector público, las prestaciones sociales y los costes administrativos). Dado que el cansancio provocado por la austeridad ya se encuentra en unos niveles sumamente elevados, no cabe duda de que dichos recortes provocarán tensiones sociales en Portugal y serán perjudiciales para las perspectivas de crecimiento de la economía, unos riesgos que podrían hacer que el Tribunal Constitucional intervenga en contra de estas medidas. En vista de la creciente trayectoria de crecimiento de la deuda pública y las débiles perspectivas económicas de Portugal, creemos que el gobierno rebasará sus objetivos de déficit para 2013 y 2014, y que se pondrá en marcha un nuevo programa de la UE y el FMI una vez que finalice el actual en julio de 2014.
Por William Oman.