El consejo del estado chino ha hecho público el esperado plan contra el exceso de capacidad que se ha acumulado en una serie de industrias (acero, cemento, aluminio, vidrio plano y construcción naval), provocando márgenes de beneficio más estrechos (y a menudo negativos) y una deflación del precio de los fabricantes. Aunque el plan de nueve puntos culpa correctamente del problema a las políticas estatales que interfieren con las señales de precios e impiden que las empresas abandonen el mercado (en ambos casos apoyando una producción excesiva), no llega a desviar realmente la política estatal frente a esas prácticas. En vez de rescribir la ley de bancarrota china y dejar que el mercado fije la oferta y la demanda, el gobierno de Li Keqiang ha vuelto a caer en las políticas industriales fallidas del gobierno de Wen Jiabao. Así se marca un precedente inquietante para los planes de reforma en China, que se desvelarán en la reunión del comité central en noviembre.
Por Adam Wolfe.
