El crecimiento saudí ha decepcionado en la primera mitad del año, ya que la restricción fiscal exacerbó el efecto de los bruscos recortes de la producción de petróleo, llevándonos a revisar a la baja nuestro pronóstico de crecimiento e inflación en 2013 al 4,1% y 3,6%, respectivamente. Aun así, el viento en contra se ha revertido en parte, ya que Arabia Saudí ha llenado el vació de otros cortes de la OPEP y la demanda interna ha empezado a remontar. Nuestra previsión de crecimiento en 2014 sólo se ha recortado modestamente al 3,9% (ligeramente por debajo del 4,6% del consenso). A falta de una recesión global o conflicto regional, la riqueza acumulada dará más tiempo a Arabia Saudí para realizar sus transiciones económicas y políticas a medio plazo, aunque el deterioro del entorno empresarial y el empuje de la saudización podrían suponer un atasco temporal para la economía.
Por Rachel Ziemba.