Los mercados emergentes han acumulado muchas de las mismas vulnerabilidades que provocaron la crisis asiática de finales de la década de 1990. La actual venta masiva, centrada en los países con grandes deudas externas y déficits por cuenta corriente, no se puede atribuir a la subida de los tipos en EEUU ni a fuerzas especulativas. El índice de divisas locales de los mercados emergentes (ELMI+) ha caído un 8,6% con respecto a su nivel máximo, pero todavía no es demasiado tarde para que los inversores adopten una posición corta o salgan de allí (las retiradas de fondos ascendieron al doble que 1997-98 y 2008-09). Hemos evitado en gran medida la renta variable de mercados emergentes y seguimos siendo pesimistas acerca de la deuda en moneda local y las divisas: los diferenciales de la deuda externa podrían ampliarse cuando se liquiden las reservas o se propaguen los problemas de los balances. En esta última fase, las posiciones cortas son fundamentalmente tácticas: tras la capitulación y la sobrerreacción, la historia demuestra que existe una tendencia a que tengan lugar fuertes retrocesos, especialmente si se producen subidas de los tipos de interés locales.
Por David Nowakowski.