La economía china lleva en recesión estructural desde 2010, en gran parte por la desaceleración de las inversiones. En pleno cambio hacia un modelo de crecimiento menos intensivo en capital, se han producido una serie de variaciones cíclicas, derivadas sobre todo de la política estatal de inversión en infraestructuras y el sector inmobiliario. Las políticas de apoyo en estas áreas ayudarán a cumplir con un crecimiento del PIB del 7,5% interanual en el tercer trimestre pero esperamos que el impulso cíclico se vuelva negativo en el cuarto, con el crecimiento ralentizándose al 7,3%. Un ajuste estructural más brusco podría iniciarse en 2014, rebajando el índice de crecimiento al 7,0% o menos. Aunque a finales de 2013 podría verse un deterioro en las operaciones inmobiliarias y la inversión en infraestructuras, el aumento de la demanda de EEUU y la UE en la segunda mitad y 2014 podría impulsar la inversión en el sector manufacturero a medida que las exportaciones repunten, lo que compensaría en parte esas tendencias.
Por Adam Wolfe.