En su reciente propuesta de un mecanismo de resolución única, uno de los grandes pilares de la unión bancaria de la Eurozona, la Comisión Europea se nombra a sí misma como autoridad final a la hora de decidir qué bancos deben ponerse en resolución y cómo se van a utilizar los fondos de rescate. Alemania, y tal vez Francia, se opondrán a la idea, ya que son las que más tienen que perder con la propuesta, que penaliza a los sistemas bancarios menos dependientes de la financiación de depositantes minoristas. Dada la probabilidad de que Alemania rechace la propuesta, la medida de la comisión sólo servirá para retrasar la implantación del mecanismo y el lanzamiento de la unión bancaria en sí, lo que subraya la naturaleza lenta de las negociaciones de resolución de crisis en la Eurozona.
Por William Oman.
