La apresurada salida reciente del consejero delegado de Royal Bank of Scotland subraya un riesgo creciente para el sector financiero del Reino Unido, casi cinco años después de que el gobierno nacionalizara dos de los mayores bancos del país. Frente a una economía desfallecida, una oferta débil de créditos y ante las elecciones generales en mayo de 2015, el gobierno está cada vez más ansioso por encontrar la forma de privatizar RBS y Lloyds como entidades productivas a la vez que compensa a los contribuyentes. A 66 libras, el precio de las acciones de Lloyds ha alcanzado su umbral de rentabilidad (61-74 libras), mientras que las 305 libras del precio de las acciones de RBS siguen muy por debajo de su nivel óptimo (407-502 libras). Privatizar RBS al precio deseado por el gobierno será difícil salvo que el banco se considere estar en recuperación, un proceso que podría plantear graves riesgos a los acreedores. Sin embargo, la posibilidad de amortizaciones forzadas para los acreedores senior del RBS parece improbable, ya que el gobierno no querrá poner el sector bancario británico en situación de desventaja competitiva frente a la Eurozona.
Por Jennifer Kapila.