Las protestas, originadas en un principio por una subida del 7% en el billete de autobús de Sao Paulo, continúan desarrollándose, con la aparición de un incipiente movimiento que exige mejoras en el transporte y los servicios públicos. Aunque los manifestantes no están pidiendo un cambio de régimen en Brasilia, la situación ha modificado claramente los cálculos políticos antes de las elecciones presidenciales de 2014, ya que el índice de aprobación de la presidenta Dilma Rousseff ha caído por primera vez durante su mandato (del 65% en marzo al 57% a comienzos de junio). Aunque seguimos considerando a Rousseff como la favorita en 2014, las probabilidades de una victoria de la oposición han aumentado, y escenarios como que deba celebrarse una segunda vuelta de las elecciones o que el anterior presidente Lula da Silva se presente como candidato del Partido de los Trabajadores parecen ahora más plausibles.
Por Joao Pedro Ribeiro.
